Capítulo 11.

94.7K 7.9K 559
                                    

«¡LIAM!», ese rugir de Zurich cada vez se tornaba más fuerte y cargado de enojo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«¡LIAM!», ese rugir de Zurich cada vez se tornaba más fuerte y cargado de enojo.

Cuando tienes cincuenta años sin dejar salir a tu lobo, con la fe de que nunca más ibas a dejarlo manifestarse lo último que esperas es que suceda todo lo contrario, por eso nunca pensé que me iba a debilitar tanto. Sin contar que Zurich quiere manifestarse cada vez más y eso no lo puedo permitir, lo que me provoca más debilitamiento tanto físico como mental.

Podía sentir mi cabeza palpitar del dolor y como Zurich no me dejaba subir las murallas.

¡Basta Zurich!

Me encontraba sumergido en una pelea interna con mi lobo, que cada vez la frustración se iba apoderando de mi cuerpo. A lo lejos podía escuchar la voz del profesor, pero su voz cada vez se esfumaba.

«Eres un inútil.», Una cruel voz se burlaba en mi interior. Mi mente estaba completamente en negro y mi consciencia se esfumaba por momentos. Hasta Zurich se llegó a cansar de vivir dentro de un bueno para nada como yo.

—Liam.

Un susurro lejano se lograba escuchar en esta enorme oscuridad.

—Liam.

Una melodiosa y hechizante voz me llamaba. Era un rayito de luz que trataba de despertarme y sacarme de ésta inmensa oscuridad. Pero al parecer mis demonios, mis miedos, y todo lo malo que mi interior alberga trataban de cerrar aquel agujerito de luz que se logró colar en mi oscuridad. Cada vez me voy sumergiendo en la crueldad que mi interuro alberga, y creo, que mis demonios habían ganado aquella batalla.

Cassandra.

Su nombre se me vino como un recordatorio a la mente. Y como si de una garra se tratara algo jala mi cuerpo que me logra sacar de aquel horripilante—y solitario—lugar. Esmeralda. Es lo primero que mis extraños ojos observan una vez vuelvo en mí. Parpadeo confuso por la preocupación y alivio que veo en esos bellos ojos esmeraldas que no pierden detalle de mi rostro. Bajo la mirada a esa sensación cálida que siento en una parte de mi cuerpo.

Nuestras manos entrelazadas.

Su pálida y delicada mano se aferra fuertemente a la mía. Se siente bien. Ante este pensamiento siento mi cara arder. Y aparto rápidamente mi mirada.

Mírame...

Su dulce voz sonó como un susurro anhelante casi como una súplica. No me pude negar, por lo tanto subo mi mirada conectando con la suya. Encontrándome con una tormenta de sentimientos en sus hermosos y brillantes ojos esmeralda. Es como si fueran un espejo de su interior. Su cara paso de tristeza y preocupación a una llena de alivio y alegría. Pero tan rápido como paso de tristeza a alegría su rostro cambia radicalmente de expresión. Muestra una de frustración, miedo y anhelo. Una sensación cálida se instala en mi pecho cuando me doy cuenta que ella está preocupada por mí.

Linaje: McCartney © [SIN EDITAR-ERRORES ORTOGRÁFICOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora