Capítulo 24(1/2)

108K 7K 961
                                    

El estruendo de la pesada puerta al ser abierta es lo único que se escucha en el pasadizo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El estruendo de la pesada puerta al ser abierta es lo único que se escucha en el pasadizo. Además de los tacones al caminar sobre el pulido suelo de mármol. Sin ver a mis espaldas para saber si vienen atrás de mí, me adentro en mi despacho. El olor a madera, vainilla y libros nuevos baila por todo el lugar. Prácticamente todas las paredes de mi despacho son de estantes de libros, estantes de madera oscura y barnizadas. Un enorme sillón forrado de terciopelo negro y dos individuales del mismo material están a la mitad de la estancia. Y en el centro una mesita de vidrio, con la base de unas esculturas de lobos de madera sosteniendo el vidrio. Más allá está mi enorme escritorio de una fuerte madera del bosque donde habitan mayormente las hadas. El bosque donde ningún ser puede contaminar o destruir, ya que lo rodea un hechizo algo espeluznante que espanta a todo ser ya sea sobrenatural o humano. No sé cómo hay un escritorio de aquella madera, ya que según cuentan pertenecía a mi padre y nadie sabe cómo lo consiguió.

Con un suspiro me siento en la enorme silla de cuero negro que está detrás del escritorio. El Alfa Marcus y su esposa están en frente de mi, observándome fijamente. La hermana de Liam se quedó en uno de los sillones de terciopelo, con una postura un poco rígida pero a la misma vez elegante.

—Tomen asiento.—ordeno en su dirección y señalo los dos sillones individuales que están frente mi escritorio. El señor Marcus se sienta a mi derecha y su esposa a mi izquierda. Me recuesto al respaldo de mi silla y cruzo mis brazos mientras los observo con una expresión neutral, no quiero que vean la confusión y el desagrado que me provoca su presencia. Sin contar que dejé a Liam solo, con aquel inútil.

—¿Y bien?—pregunto tras un largo silencio sin cambiar mi postura y mi expresión. —Espero sea algo sumamente importante como para que quieran hablar conmigo. Estoy exhausta y solo deseo descansar.

La mamá de Liam cruza sus piernas y me sonríe. Una sonrisa de lo más falsa. Esa mujer despierta mi instinto asesino. Y no es broma. No sé a quién odiar más; si a ella por ser una pésima madre, por tratar a su hijo como un monstruo y una basura. O a su padre que le da exactamente lo mismo la vida de Liam y que cree que es un esclavo al cual puede manejar a su gusto.

Los dos son seres despreciables.

—Bueno...—interrumpe mis pensamientos la desagradable voz de aquella mujer. —Mi esposo y yo hayamos necesario hablar con usted, mi señora. Ya que no esperábamos que anunciara frente a todos que el Alfa de la manada de los McCartney fuera ése chico. Cuándo no es así.

No puedo creerlo.

Tenso mi mandíbula cuando mi pecho se hincha y un gruñido furioso trata de salir de lo más profundo de mi ser.

—Ése...—hago énfasis en la palabra. —Se llama Liam, Liam McCartney. Y que por nacimiento es el Alfa de la manada.

No puedo evitar que mi tono de voz salga un poco íntimamente y enfadado. Su sonrisa titubea pero la mantiene como una mueca forzada. Los turquesa ojos del Alfa chispean de molestia, pero no opina nada.

Linaje: McCartney © [SIN EDITAR-ERRORES ORTOGRÁFICOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora