Capítulo 27.

97.2K 7.2K 1.5K
                                    

—Necesitamos hablar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Necesitamos hablar.

Siempre lo he dicho, aquella simple frase hace que uno piense lo peor.   Sus ojos un poco brillantes por las lágrimas que anteriormente caían libremente por su rostro, me ven atentamente.   Nunca me cansaré de ver aquellos ojos tan hermosos.

—¿¡Liam!?  

Su voz me saca de mi ensoñación. Clavo mi mirada en ella.

—¿Escuchaste lo que dije?—me pregunta un poco preocupada.   Seguro y piensa que no quiero saber lo que quiere decirme. Asiento en su dirección y ella me regala una gran sonrisa.   Mi pecho se hincha cuando un gruñido quiere salir, pero aguanto la respiración por un momento para que se me quite.

—Anda, ve a vestirte.—me dice con una pequeña sonrisa. Retrocede unos cuantos pasos. Asiento nuevamente, pero antes de irme hacia el lugar que me indicó, lamo un poco su mejilla, ganandome un gran sonrojo por parte de ella.

Es preciosa.

Ordeno a mi enorme cuerpo moverse y con lentitud me dirijo hacia donde empiezan los frondosos árboles. A un lado está una mochila negra. Dirijo mi mirada hacía el lugar donde se supone está Cassandra, pero no se logra ver.   Perfecto, así no me ve desnudo. Eso sería jodidamente vergonzoso.

Cierro mis ojos y aquel aterrador sonido de huesos partiéndose no tarda en llegar. Un gruñido gutural sale de lo más profundo de mi ser, estremeciendo todo a mi alrededor. Mi cuerpo tiembla como si estuviera teniendo convulsiones, cuando sólo se trata de mis huesos acomodándose donde pertenecen. Cierro más fuerte los ojos y tenso mi mandíbula cuando el dolor es insoportable.   Las consecuencias de no deja salir a tu lobo constantemente. Ya en la tercera o cuarta transformación no duele tanto. Abro mis ojos cuando siento que la tortura pasó, y parpadeo cuando mi vista no se logra enfocar. Sudor baja por mis sienes y mi espalda. El pecho me duele un poco por la respiración forzada, sin contar el latido exageradamente de mi desquiciado corazón.  

Me arrastró hasta la mochila, con torpeza la abro y saco todo su contenido. Unos bóxer negros, medias, una camisa—de algodón—color negra manga tres cuarta, un pantalón de mezclilla y mis inseparables vans.   Me coloco todo rápidamente sin prestar atención a nada. Pero cuando me estaba poniendo el pantalón y la camisa, me percato de algo; la camisa se adhiere demasiado a mi cuerpo al igual que el pantalón.

¿Qué rayos?

Recojo la mochila y me dirijo al lugar donde estaba anteriormente.   Mi andar es un poco torpe pero me logro estabilizar rápidamente.   Unas brisas un tanto heladas pasan a mi alrededor alborotando todo a su alrededor, trayendo consigo un delicioso aroma a fresas. Amaré siempre aquel aroma.

Cassandra está de perfil viendo con una expresión un tanto vacía, la cristalina agua de la catarata. Me acerco cada vez más hacia ella. Su largo cabello danza al compás de aquellas brisas y solo hace que su cabello color arena con toques platinos se vea mucho más hermoso.   Toda ella es hermosa y aún así, ¿pensaba yo vivir sin ella? Pueda que sí. Pero lo mas seguro es que me hubiese vuelto loco con sólo un día o dos días sin tenerla cerca, sin escuchar su voz y su melodiosas risas. Sin ver aquellos ojos esmeralda que me hipnotizan con una sola mirada. Simplemente no podría. Y eso es lo que hace peligroso cuando te enamoras. Te vuelves tan dependiente.  

Linaje: McCartney © [SIN EDITAR-ERRORES ORTOGRÁFICOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora