Epílogo.

87.5K 7.2K 1.5K
                                    

Cinco años después.


Una odiosa melodía se escuchaba por todo mi despacho, esa odiosa melodía que me daba a entender que era hora de dar inicio nuevamente a mi trabajo. Abro mis ojos y con irritación busco de dónde proviene aquella odiosa melodía, ni después de tantos años sigo sin dejar de odiar aquella irritante canción.

Un bostezo se escapa de mis labios, me estiro sobre aquella cómoda-que en éste momento no me parece tan cómoda-silla de cuero. Bajo la mirada al escritorio, varios papeles están desordenados y un poco arrugados. Nunca esperé dormirme mientras hacía mi trabajo como Alfa, pero supongo que para todo hay una primera vez. Me tomo mi tiempo para terminar mi trabajo, acomodar los papeles en un folio y guardarlo en un cajón con llave. Todos esos documentos los guardo bajo llave.

Le doy una última mirada al despacho, buscando algo pendiente pero todo está en orden. Salgo, cerrando la pesada puerta a mis espaldas y rápidamente me dirijo a las escaleras.

-Tío Liam.

Una voz hace que me detenga, me doy media vuelta encontrándome con los ojos negros de Alannis.

-Si buscas a la tía Cass está en el jardín.-dice con una sonrisa en su bello rostro. Sonrío en su dirección agradecido y asiento. Sin perder tiempo me dirijo a una de las puertas de la mansión, una que da directamente al jardín.
Entrecierro mis ojos tratando de buscar aquel hermoso cabello platino que pertenece a mi mate.
Empiezo a caminar y el sonido de unas carcajadas infantiles llegan a mis oídos.

Quién iba a decir que aquello era lo más hermoso que mis oídos iban a tener el privilegio de escuchar.

-¡Papi!

Bajo mi mirada y no puedo evitar sonreír al ver el tierno y hermoso rostro de mi hija.

-Hola, princesa.

Los pequeños brazos de Carrie se mueven a mis hombros y su rostro se esconde entre la vuelta de mi cuello. Desde que era una pequeña bebé siempre ha tomado esa posición cuando la abrazaba.

-¿Tienes sueño?

Su cabello color arena con mechones platinos me hacen cosquillas cuando asiente. Me parece que acaba de bostezar. La rodeo fuertemente entre mis brazos. Empiezo a caminar al lugar donde se escucha las demás risas infantiles. Inmediatamente mis ojos caen en aquellos hermosos ojos color esmeralda.

Mi perdición.

-No sé cómo haces para siempre poder dormir a ésa pequeña demonio, yo soy su madre también.-dice y su ceño se frunce un poco, sin embargo sus ojos brillan divertidos. -¿Te dormiste?

Muerdo mi labio y hago malabares con la pequeña que descansa en mis brazos para poder sentarme junto a mi esposa.

-Sí.

Las cejas de Cassandra se alzan y me da su ya típica mirada.

-Ni porque han pasado cinco años se te quita ésa extraña maña.-dice y menea su cabeza. Su mirada vuelve al frente donde juegan nuestros otros hijos.

-¿Qué vamos a decirle a Brais cuando empiece a preguntar?-pregunto también viendo hacia al frente, le doy una mirada de reojo.

-Es mí hijo.-responde, su mandíbula se tensa un poco. -No importa si no es hijo biológico de nosotros, es nuestro hijo Liam.

Asiento y observo en silencio aquellos niños jugar, nunca esperé que la Diosa Luna nos diera el regalo tan grande de tres hijos. Ni siquiera estaba en mi planes tener hijo, de hecho, ni encontrar a mi mate. Sin embargo todo resultó al revés. La encontré, lastimosamente la hice pasar por muchas cosas tristes, pero siguió a mi lado. Me enamoré de ella, no pude evitarlo, y ahora la he convertido en mi esposa, y ella me ha hecho padre. Y nunca me había sentido tan feliz.

Linaje: McCartney © [SIN EDITAR-ERRORES ORTOGRÁFICOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora