Violines Bajo el Agua.

6. El hombre que descubre.

**EDITADO: 12/03/17**

6. El hombre que descubre.

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Las clases con Louis transcurren de forma lenta  y, más allá de las pequeñas discusiones que Harry empieza debido al poco agrado que siente hacia él, cómodas. Aunque le cuesta doblegarse, casi perder su orgullo ante el simple pensamiento, debe de admitir que Louis es muy bueno en lo que hace. Desde la forma en que enseña  hasta cómo busca que  se desenvuelva en la materia.

Para finales de septiembre, Harry ya puede articular preguntas simples y sencillas. No de forma excelente,  pero a palabras de Louis, muchísimo mejor que a como era antes. Las primeras semanas son algo pesadas, en especial porque Louis habla  sin parar. Siempre le mira  de forma burlona y con su mano lista para recibir los veinte chelines que le da cada que se decide a hablar en inglés. Si a eso le agrega las constantes lecturas a las que es sometido mientras Louis camina en silencio a su alrededor, prestando completa atención a cada sílaba que sale de de sus labios, eso no hace nada más que incrementar la tensión.

En todo ese tiempo, sólo visita la mansión de los Fairfox una vez. Ahí, para su sorpresa, descubre dos cosas: la primera, se trata de que Perrie le resulta familiar porque ella asistió a la conferencia de Oscar Wilde, en compañía de Louis y su padre. La segunda, y no por ello menos importante, es que la mansión a la fueras de Londres sólo es el "hogar de la temporada" (tal y como Liam lo describe) y que se quedan ahí por determinado tiempo. En especial cuando Louis tiene varias vueltas al centro de Londres o en lugares cercanos, ya que la mansión original está a una distancia considerable que ningún miembro de la familia desea recorrer.

Harry en un principio se queda con la duda del por qué la mansión principal está en un lugar lejano a Londres. La mayoría de la gente prefiere vivir cerca de esa zona ya que brinda una mayor facilidad en diversos sentidos, no sólo para ahorrar el tiempo. Al final no hay necesidad de preguntar, ya que el mismo Liam le responde.

—Mi lord se enferma de forma constante—le explica con expresión afligida—, y por las palabras del médico familiar, es algo referente a los pulmones. Tiene que evitar lo más posible el aire contaminado. Londres no es la ciudad más limpia que existe, ¿sabe?

Harry está tan acostumbrado a vivir ahí que apenas y tiene tiempo o razones para andar viendo a sus alrededores o analizar la suciedad del aire. Se entretiene demasiado tratando de ignorar el ruido de las personas hablando y el de las máquinas trabajando. Al final decide no entrometerse de más en el tema ya que en el fondo no le importa o, en parte, porque Louis y él piensan diferente.

Un claro ejemplo es el permitir que sus sirvientes los traten con tanta familiaridad. Otro es el no estar tan apegado a las normas sociales, convirtiéndose en una persona  diferente cuando está afuera, frente a otra gente, a cuando está con sólo su familia o con Harry presente. También el leer periódicos que no tienen nada que ver con su clase social con tal de mantenerse informado, además de ver a todos los demás como iguales, no como personas que están por debajo de él. 

Asimismo, se da cuenta de que Louis disfruta de todo tipo de lecturas. No sólo lee las escritas por personas famosas o con cierto renombre, sino también las pequeñas historias que se publican en revistas y en periódicos ocasionales.

Hay clases en donde lo obliga a leer artículos de noticias alemanas frente a él, pidiéndole que encierre con una plumilla las palabras que no sabe cómo se pronuncian o cuál es el significado, además de encerrar aquellas que ya no conoce y no olvida.

—Los periódicos son de mi último viaje a Alemania. Hace siete años si mi memoria no falla—Louis le explica luego de preguntarle con desinterés cómo las había conseguido—. Deseaba aprender el alemán de una forma más coloquial, más propia del país, así que pensé que la mejor manera era viendo un poco más profundo su vida diaria. Te ayudará mucho además de que tu vocabulario será más extenso.