28. Ese hombre, creciendo.

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Canción del capítulo: 

River Flows In You, de Yiruma.

Un capítulo tranquilo :D

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Capítulo 28. Ese hombre, creciendo.

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Mayo de 1885.

Londres, Inglaterra.

El embarazo de Charlotte ya era algo demasiado obvio. El doctor le confirmó a principio de mes que, por el tamaño de su estómago así como con los síntomas que ahora se presentaban en su cuerpo, podía rondar por los seis meses o siete meses de gestación. Harry sólo estuvo presente en silencio, sin siquiera acercarse a la cama para que fuese Anne quien tuviera el camino libre para hacer lo que quisiera.

Al final, anunciaron el embarazo dos días después de que saliera la noticia de que las mujeres podrían presentar el examen para la Universidad de Oxford por primera vez; era algo tonto, si se permitía ser honesto, porque el vientre de Charlotte era grande, lo suficiente como para darse cuenta del estado en el que se encontraba. Los vestidos que se acostumbraba a poner quedaron en el olvido, ahora vistiéndose con unos más holgados que además le permitían una mayor libertad a la hora de sentarse o recostarse en el sofá, algo que sus padres le permiten debido a su condición.

Los padres de Charlotte se tomaron la noticia de maravilla; nadie de ahí, más que ella y él mismo, conocía la verdad. Era más que claro que Charlotte le asustaba cualquier pregunta que le hacían sobre el embarazo, en especial cada que le cuestionaban sobre a quién se parecería el bebé cuando quisiera o si ya decidieron el nombre para el mismo. Ambos sólo se veían entre sí, incómodos, pero era él quien respondía que aún no habían tenido tiempo para pensar en algo como ello.

En una noche cualquiera, en la madrugada, cuando él dormía con toda la tranquilidad posible pero sin soñar nada, el llanto de Charlotte le despertó con gran susto. Veía su cuerpo temblar incluso en la oscuridad, el temor era palpable en cada parte de su piel; a Harry le costó demasiado el concentrarse lo suficiente como para acomodarse, tallarse los ojos y bostezar, colocar una mano en sus hombros para que luego despertarla de lo que parecía ser una pesadilla.

—Charlotte, despierta—la movió sólo un poco—. Charlotte.

Ella lo primero que hizo al despertar fue comprobar si todo estaba en su lugar. Colocó una de sus manos sobre su vientre abultado, palpó la cama como si temiera que desapareciera, luego acarició el brazo de Harry para comprobar que no estaba sola. Jamás le había visto así en su vida, ni siquiera cuando se sinceró sobre su embarazo con él.

Afuera, el viento parecía provenir de relatos de terror con fuertes ventiscas que golpeaban las ventanas a tal grado que en cualquier momento podrían caerse. Segundos después la escuchó suspirar, agotada, por lo que al instante decidió enfocar toda su atención en ella; la preocupación lo embargó sin poder evitarlo, sabiendo que cualquier cosa mala podría tener consecuencias fatales en su embarazo. Si bien ese niño no era suyo y no le haría creer lo contrario, no por ello quisiera que lo perdiera o tuviese problemas en el proceso.

—¿Charlotte? —le preguntó de nuevo, susurrando—. ¿Tuviste... una pesadilla, o algo?

Ella sólo apretó su brazo con más fuerza, su otra mano aún colocada sobre su vientre. El vestido que llevaba no le apretaba lo suficiente como para causarle dolor, pero tampoco permitía que se mostrara más piel de la necesaria.

Violines Bajo el Agua.Where stories live. Discover now