34. Ese hombre, liberando.

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La canción del capítulo es Victoria & Albert, de Ilan Eshkeri. Recomiendo que la escuchen antes, (de preferencia) durante, o después de leer el capítulo.

Gracias por todo.

(sorry not sorry)


Capítulo 34. Ese hombre, liberando.

Thomas le sonríe desde el otro extreme de la sala, a espaldas de Robert y Anne, él tratando de conseguir las fuerzas suficientes para lo que está a punto de decir. Su cabeza da vuelta tras vuelta, incapaz de concentrarse del todo, sus ojos pesados por las pocas horas de sueño que tuvo y su corazón latiendo con fuerza; se siente gastado, agotado.

—He decidido—empieza—romper todo lazo de amistad con lord Fairfox.

La expresión en el rostro de su padre es del alivio más puro, mientras que en el de su madre sólo hay silencio, nada más. Les observa por unos segundos pero ya no puede soportarlo e, incapaz de sostenerles la mirada, baja la cabeza para posarla sobre su regazo en donde tiene sus manos, el anillo brillando aún cuando no hay rastro alguno de sol colándose por el ventanal.

Siente su cuerpo temblar de pies a cabeza.

—Bien, bien—el alivio en la voz de Robert es imposible de ignorar. Luego se pone de pie para dirigirse a él, colocando una de sus manos sobre su hombro. Harry no dice nada—. Me alegro que hayas recapacitado, hijo.

Sonríe sin gana alguna, alzando la vista sólo para encontrarse la mirada de Anne sobre él, casi como si estuviese perdida o no tuviera idea alguna de qué hacer en esos momentos. No importa lo que alguno de ellos hiciera, la sensación en su pecho nadie la quitará por más esfuerzo que hagan. Las cartas ya se lanzaron al fuego, su pasado ya quedó enterrado de todas las formas posibles. Sólo quedan los recuerdos en su cabeza y su corazón, que son más que suficientes.

Ve que Thomas sigue en la misma posición, sintiendo un gran alivio cuando Anne se pone de pie para colocarse al lado de Robert, tomándolo del brazo pero sin sonreír como él pensó que lo haría; sin embargo, su cuerpo se tensa cuando su madre se pone a su altura para darle un sorpresivo beso en la mejilla, sonriéndole un poco cuando se aparta lo suficiente de él.

Harry le mira sin expresión alguna.

—Saldremos a caminar, ¿de acuerdo? —dice Anne.

La observa para luego asentirle, tratando de sonreírle pero no encontrando el valor para hacer algo así. Después de ello les escucha partir sin más, sin duda alguna disfrutando de la noticia que les dio a tan temprana hora de la mañana; se imagina que por la cabeza de Robert pasa la idea de que ahora sí aceptará el título de Conde para así dejar de lado la ridícula idea de que Vincent no es su hijo, e intentar arreglar un matrimonio que desde el principio jamás se trató de algo como eso.

En su mente recuerda las palabras de Louis escritas en las cartas, ahora vagos fantasmas que se desvanecen por los pasillos, atravesando las puertas mientras él observa en silencio, inerte y sin fuerza, tratando de tomarlos pero estos se convierten en polvo tan pronto como le ven. A veces entra a la sala sólo para quedarse viendo a la chimenea, siendo el tercer testigo silencioso de las lágrimas que derramó así como esas palabras que se desaparecían conforme las llamas les consumían. De la parte de Louis que plasmó en cada una de esas líneas con todo el cariño, el amor que poseía, pero que ahora ya no existen y todo gracias a él.

Violines Bajo el Agua.Where stories live. Discover now