31. Ese hombre, buscando.

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Capítulo 31. Ese hombre, buscando.

24 de diciembre de 1887.

Harry y Vincent fueron los únicos de su familia en ir al cumpleaños número veintinueve de Louis.

No se trató de algo sencillo el convencer a Charlotte de dejar a su hijo con él, en especial porque los Fairfox no son del todo su agrado por alguna extraña razón, pero luego de intentos y ciertas palabras que pensó que le serían de mucha ayuda—como decirle que sería bueno que Vincent conociera más allá de su propia mansión o de la de sus padres—, ella aceptó aún con algo de duda pero al menos le defendió cuando su madre casi le grita por verlo salir por esa puerta con Vincent agarrándolo de la mano.

Esperaba que para cuando llegaran a la mansión de los Fairfox ya estuviesen todos los invitados o por lo menos carruajes llegando, pero en realidad se trató de lo contrario: las únicas personas a la vista, además de Liam abriéndoles la puerta, eran ellos dos. Quizá tenía algo que ver el hecho de que Louis decidió festejarse el día justo de su cumpleaños que nadie pudo asistir, o que sólo lo había invitado a él para reponer todo el tiempo en que no se vieron y él llevó a Vincent sin ni siquiera preguntar.

No era normal el llevar a niños en reuniones debido a que, a ojos de las personas mayores, éstos implicaban demasiados problemas de atención y cuidado. Charlotte y él sólo lo habían llevado a unas cuantas salidas—las suficientes como para que Vincent no creciera con la creencia de que todo el país sólo se trataba de la mansión de los Goodshawn—pero los dos sabían que se necesitaba más de eso. Además de una figura paterna, algo que Harry no ha sido al pie de la letra o al menos de la forma que todos los demás esperaban de él.

Cuando Liam le dedica una sonrisa a Vincent para luego saludarlo a él, Harry se atreve a preguntar mientras escucha al carruaje alejarse para regresar a la mansión.

—¿Sólo seremos Vincent y yo? —pregunta.

Liam ni siquiera le sonríe, sólo le observa por un largo rato.

—¿Eso significará problema alguno? —su voz suena distante pero mucho más agradable que en los últimos años. Harry se sonroja de inmediato de la vergüenza, al final causando que Liam suspire entre cansado o hastiado—. Pasa, Louis y los niños ya están en el comedor.

Vincent, inteligente aún a su corta edad, empieza a dar brincos pero sin soltarle la mano.

—¡Tío, tío! —le llama con su lengua aún extraña pero entendible para él—. ¿Puedo jugar con ellos?

Eso es lo que Harry le entiende. O algo así. Le mira por unos segundos mientras entra a la mansión, en silencio, pensando con toda seriedad si decirle él mismo que en realidad Liam se refiere a dos jóvenes de lo más revoltosos que en ocasiones se comportan como niños, siempre peleando entre ellos y que en definitiva los juegos que hacen no serían de su agrado. Liam los guía sin comentar nada, sólo avanzando hasta que llegan al comedor y Harry no tiene el tiempo suficiente como para darle una respuesta coherente a Vincent.

Cuando sus ojos se pasean por todo el comedor, se da cuenta de que en realidad son muy pocos los invitados que asistieron. Louis se encuentra sentado en la silla principal, con Perrie siendo la primera en la hilera derecha mientras que Niall se encuentra en la izquierda. A su lado está el que, si su memoria no falla, es el doctor de cabecera y frente a éste se encuentra Frank, quien se dedica a platicar de lo más cómodo y sin duda alguno emocionado de siquiera estar al lado de Perrie; por lo que tiene entendido ya tiene el listo el anillo y, a pesar de que han sido meses desde que dijo que le pediría matrimonio, aún no ha conseguido las fuerzas suficientes como para hacerlo.

Violines Bajo el Agua.Where stories live. Discover now