Violines Bajo el Agua.

27. Ese hombre, extrañando.

27. Ese hombre, extrañando.

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Harry no se quita el anillo en los días siguientes, ni siquiera cuando sus padres le preguntaron con auténtica curiosidad de su paradero. Él sólo alegó que se trató de una compra impulsiva que hizo un día cualquiera, cuando se encontraba solo y no tenía nada que hacer más que viajar de tienda en tienda hasta que se decidió por alguna joyería por ahí, quedando más que maravillado por el simple pero bello diseño del anillo en cuestión.

Sólo se acostumbró a quitárselo en las noches para luego guardarlo en la misma cajita en donde venía, colocarlo en el cajón del mueble de al lado de su cama y dormirse mientras acaricia el recuerdo fantasma de el anillo sobre su dedo, con la más suave de las sonrisas surcando en sus labios; aún se sorprende de la forma en que Louis consiguió mandar a hacer el anillo para que le quedara a la medida, ni tan grande pero tampoco tan pequeño, de tal forma que no tuviera complicaciones para quitárselo en caso de que lo requiera.

Charlotte ni siquiera se atrevió a cuestionarle al respecto, sólo le miraba en completo silencio cada que él, sin detenerse siquiera un segundo, lo acariciaba con cariño a la vez que le observaba embelesado, recordando esas palabras grabadas que lleva en su interior.

Aún cuando Anne insistió en que le gustaría tener una reunión para anunciar el embarazo de Charlotte, los dos se negaron con todas las fuerzas posibles para que algo así suceda. Todo se tranquiliza un poco luego de que el veinticuatro de enero un grupo de terroristas irlandeses atacase la Torre de Londres así como el Salón Westminster con dinamita, haciendo que todo mundo hablase del tema por el terror así como los daños con el que quedaron los edificios.

Inclusive su padre se mostró interesado al respecto, pero lo dejó por completo de lado cuando las reuniones en El Parlamento aumentaron conforme pasaban los días, en ocasiones llegando a casa de mal humor debido a las constantes peleas que habían entre los miembros, los gritos que son normales en esa habitación así como la presión a la que era sometido. Harry se sintió aliviado de que algo así sucediera aunque eso implicó que las responsabilidades caían aún más en él debido al desinterés que Robert empezó a demostrar sobre lo que sucedía en la casa, sólo pensando en las reuniones y demás.

Charlotte y él seguían durmiendo en la misma cama, pero esta vez ella no intentaba siquiera acercársele más de lo necesario. En algunos días Harry le acompañaba al baño por miedo de que se cayera o sufriera algún accidente, o en otras iba en busca de algún vaso con agua para que lo bebiera con tranquilidad; había veces en que los dos se quedaban charlando hasta altas horas de la noche, pero sólo eran sobre cosas triviales que no significaba algún avance en su relación.

El doctor de la familia los vistió una semana y media después para saber cuánto tiempo es que llevaba embarazada, pero eso es algo que no descubrió debido a que ni siquiera mostró interés al respecto; de lo único que estaba seguro era que, fuera de los síntomas, no había muestra alguna en el cuerpo de ella de que se encontrara embarazada, a pesar de que había ocasiones en las que no dormía o comía debido a que decía que la comida se le hacía asquerosa. Su madre, sabiendo el proceso por el que toda mujer pasa cuando se encuentra en ese estado, le apoyó en todo momento e inclusive en más de una ocasión le lanzó a él miradas de reclamo por mostrar tanto desinterés sobre su hijo.

La veía mucho más pensativa, alejada, e inclusive temerosa. Cuando se reunían para desayunar como la familia que eran y él abría la boca para hablar, podía sentir su mirada llena de miedo sobre su rostro, quizás el pánico corriendo por su cuerpo al pensar que él diría algo sobre la mentira que le encubría en las narices de sus propios padres. Harry sólo le sonreía para tranquilizarla un poco y, cuando Anne preguntaba si sucedía algo entre los dos, él sólo le comentaba que no era nada de qué preocuparse.