Violines Bajo el Agua.

Querido Harry.

Octubre 11, 1883

Londres, Inglaterra

De un hombre al que le es imposible contener lo que siente:

Querido Harry,

Desconozco por completo cómo reaccionarás a esta carta o, siquiera, a cada una de las palabras que me fueron imposibles dejar de escribir en ella. Es posible que no la leas o, como lo deseo con la más leve esperanza desde el fondo de mi corazón, que la atesores como una de las tantas maneras en las que me es posible demostrarte lo que siento.

Sé que tienes miedo, mi príncipe.

Sé que, aún cuando tu comportamiento fue mejor de lo que esperaba, en el fondo no sabes qué hacer. Me encuentro en la misma situación – rodeado de emociones que son por completo nuevas para mí pero, a la vez, me es imposible dejarlas de lado por la intensidad con la que crecen día a día. También es algo desconocido para mí, el brindarle mi corazón a alguien con tanto ímpetu que podría desvanecerse por completo.

No deseo forzar su camino ni mucho menos hacer que cambies tu mente de forma tan ruin, pero deseo recordarte que reitero cada una de las palabras que salieron de mis labios aquella noche en el jardín de su casa. Cada una de ellas me gustaría recalcarlas con flores, iluminarla de colores, sellarlas con bellas palabras que sólo dedicaría a ti.

Quizá mi atrevimiento al escribirte esta carta es demasiado grande que no me volverías a ver. Quizá, sólo quizá – con el corazón en la mano te lo escribo –, este será otro bello recuerdo, tal como lo mencioné con anterioridad.

Deseo forjar una vida a tu lado de todas las formas posibles. Que seas mi príncipe hasta que mi corazón lo permita, hasta que la vida decida que sea el final de los dos. Que tu presencia me acompañe a donde sea, día y noche, que la calidez de tus manos, el amor en tus labios, me despierte todas las mañanas.

Mi príncipe, me considero alguien egoísta de nacimiento. Alguien que, aún cuando es mal visto por los demás, es lo suficiente terco como para dejar escapar la felicidad cuando le es posible verla frente a sus ojos.

Deseo abrazarte con la mayor de mis fuerzas. Deseo... deseo mantenerte a mi lado, que tú estés conmigo, que podamos platicar sin tener que cuidar de que alguien observe con ojos curiosos, que pueda llamarte tal como lo que eres para mí.

Mi príncipe. Mi adorado príncipe, el que me enseñó muchas cosas que me es imposible contarlas en una sola carta, menos en una sola noche.

Es posible que sea precipitado, el pedir que huyas conmigo tomando en cuenta la situación en la que te encuentras. Pero siempre he considerado que lo más importante en esta vida, lo que mucha gente debería de hacer, es luchar por alcanzar todo aquello que le traerá felicidad.

Mi felicidad eres tú, mi príncipe. No me apena escribírtelo, no me daría vergüenza decírtelo frente a frente.

Es un atrevimiento lo que te pediré, lo sé. Pero las emociones que siento en estos momentos, el... sentir que permite seguir adelante, el palpitar en mi pecho cada que pienso en ti o tu me miras a los ojos, con ese color tan precioso que ilumina todo a mi alrededor... me es imposible no hacerlo.

Mis fuertes deseos de estar siempre a tu lado hacen que me guíe a escribir esta carta. Eres especial para mí, mi príncipe. Te convertiste en el mayor de los tesoros que he encontrado en mi vida, en ese pequeño crisantemo rojo que deseo mantener siempre entre mis brazos, acariciarlo con mis dedos y besarlo cuantas veces me sea posible. Dedicarle todo mi esmero, todo mi amor, tanto que sé harías de esas expresiones graciosas que crees que no veo cada que algo te saca de quicio.

En esta carta, en estos boletos, te doy mi futuro.

Te doy todo el control que me es posible. Te brindo mis alegrías y mis tristezas, mis esperanzas y creencias, todo lo que me define como soy. Porque, de nuevo disculpa mi atrevimiento, lo eres todo para mí.

Esto, todo esto, nos llevará a un lugar en donde sólo estaremos tú y yo, nuestra felicidad, el jardín más grande para ti junto con el hogar más bello que desees forjar. Es cuestión de que confíes en mí, mi príncipe.

Permíteme hacerte feliz hasta que la vida nos lo permita.

Y, en caso de que la muerte se avecine, deja que mi alma te acompañe inclusive hasta el rincón más oscuro de lo desconocido.

Esperaré en la estación por ti, a la hora en que se acuerdan los boletos, con la esperanza de ver a la distancia el contorno de tu sombra para que así podamos huir de aquí.

Te brindo el más grande de mis amores, el más bello de mis deseos, las mayores de las suertes.

No importa qué decisión tomes, jamás te culparé. Jamás dejaré de sentir lo que siento por ti, mucho menos intentaré alejarte de mí. Te deseo a mi lado inclusive si es a la distancia, en las pequeñas reuniones, miradas furtivas que te dedicaría cada que nadie esté observando.

Porque eres todo lo que deseo conmigo, mi príncipe.

Recuérdalo para toda la vida.

Con amor,

Louis

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Well, hullo there.

Recuerden leer el otro especial - En El Calmo Instante -, en donde se ve un poco la vida de HarryandLouis en Japón(;