29. Ese hombre, acompañado

122K 9.5K 103K
                                    


29. Ese hombre, acompañado.

1886.

Vincent, hijo de Charlotte y ante los demás suyo también, se pasó los primeros cinco meses de su vida en sumo cuidado en donde sólo determinadas personas podían entrara a visitarlo. Los empleados de la casa podían entrar a la habitación sólo si Charlotte se los permitía, siempre indagando para ver cómo se veía el nueve bebé de la casa. A él no le importaba demasiado al principio, pero cuando comprendió que el pequeño se enfermaba con facilidad pensó con toda seriedad el cambiarse a otra habitación.

Puede que su relación con Charlotte sólo fuese una mentira o que aún existan incómodos silencios, pero no por ello le desearía la muerte a un ser tan inocente como era Vincent. A pesar de que no le encontraba ningún parecido a Charlotte, el bebé tenía cierto toque encantador que Harry jamás había apreciado en ellos, ni un poco. Sólo lo sostuvo entre sus brazos máximo cuatro veces en esos cinco meses, en especial cuando tenían visita y sólo cuando alguien le pedía que lo tomara muy para el enojo de su madre, a quien lo le gustaba para nada ese "distanciamiento que mostraba de forma constante hacia su primogénito"

No asistió al cumpleaños número veintisiete de Louis pero sí le envió una carta a modo de felicitación, en la cual escribió mucho más de lo que se esperaba hasta el punto en que una sola hoja no se le hizo suficiente para explayarse tal como deseó al final. Si bien recibió una respuesta corta de parte de Louis, alegando que él tampoco hizo nada para festejarse ya que los deberes en El Parlamento le tenían agotado, le agradeció desde el fondo de su corazón el que se haya acordado que era su cumpleaños.

Aún se sonroja cada que recuerda la carta. El simple recuerdo de esos encuentros secretos que tuvieron meses, años atrás, cuando el mundo parecía desaparecer a su alrededor hasta que se llega el punto en que olvida las palabras que planeaban salir de sus labios.

Frank le fue a visitar sólo una vez, los primeros días de enero, con una enorme vergüenza en su rostro debido a que no se había atrevido a ir a visitarlo por temor a que no fuese bien recibido ahora que hay un nuevo miembro en la familia; Harry le agradeció que le haya llevado juguetes a Vincent así como un pequeño regalo a Charlotte pero no descubrió de qué se trataba. Ese día duró de la tarde hasta la noche con él, reuniéndose por primera vez después de tanto tiempo en que no se veían, cada uno con deberes por completo distintos que no les permitía encontrarse en algún punto de Londres o en las pocas reuniones a las que asistían.

Harry le veía feliz, radiante. No existía duda alguna de que la situación entre Frank y Perrie iba de maravilla, pero no se atrevió a preguntar más allá de lo que parece casual por temor a hundirlo en una terrible vergüenza, algo que es normal. Fue por esas fechas que se enteró del nuevo y anunciado compromiso de John, algo que le indicaba a todo el mundo que las libertades que tenía disminuyeron de forma considerable ahora que estaba a la vista de los demás como el próximo hombre de familia. Al parecer ahora iba acompañado a todas las óperas con esa chica muy para su pesar.

—La última vez que le vi—comentó Frank—no se le veía nada contento. Ni siquiera cuando su madre le comentó que escogieron a una mujer que estuviese de acuerdo con sus gustos.

Se sorprendió por ese simple comentario. No sabía si era porque ya pensaba de forma distinta o si sólo se trataba de una reacción normal al repentino disgusto que sentía hacia John aún cuando por años le consideró su amigo, pero esas palabras no tuvieron en él un significado positivo.

El nueve de enero, decidido a distraerse con algo que no fueran simples caminatas o pláticas con Thomas sobre libros que ya había leído, Harry decide darle una oportunidad a una publicación de Robert Louis Stevenson, quien publicó una novela que llevaba por nombre El Extraño caso del Dr. Jekyll y el Sr. Hyde. Le pareció distinto a las lecturas que estaba acostumbrado, además que los personajes contaba con cierta profundidad en sus personalidades que se le hizo imposible confundirlo. Cuando vio en Thomas esa curiosidad que le invade cuando se trata de libros, él le sonrió con delicadeza para luego ofrecerle para que lo leyese.

Violines Bajo el Agua.Where stories live. Discover now