10. Rubén.

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No sabía qué coño le pasaba a Mangel. Pero no quería empezar una pelea con él, así que en vez de estar incómodos toda la noche, decidí invitar a los chicos a pasar el rato.

Todos aceptaron sin discutir.

Todos llegaron a eso de las diez de la noche. Éramos: Cheeto, Alex, Alvaro (que era más bien conocido como Elvisa en YouTube) y Maximus.

Mangel ya estaba tomando una cerveza. No entendía que mierda quería que hiciera... no entendía, de verdad. No podía entenderlo. ¿Quería que deje de salir con chicas? ¿Qué este siempre con él? ¿Cómo el estúpido amigo que lo sigue? Joder. Lo quería, lo quería demasiado; era la persona que más adoraba, luego de mi familia. Pero yo también tenía necesidades, y hasta encontrar a la adecuada... hasta enamorarme, no iba a parar de ser yo.

— ¿Y si jugamos algo?—dijo Maximus y luego me miro—. ¿Tienes vino, verdad?

Asentí, Maximus fue a buscarlo a la cocina. Cuando volvió con seis vasos, nos explico el juego:

—El juego se llama «nunca, nunca». Les voy a servir vino en estos vasos. Y decimos como... "yo nunca he hecho tal cosa", y los que sí lo hicieron tienen que beber del vaso. ¿Me expliqué?

—No—dijimos todos a la vez.

—Pues, se joden—empezó a servir el vino en los vasos mientras lo iba dejando en mi pequeña mesa de la sala. Nos sentamos alrededor.

Mangel estaba en frente mío. Sabía que estaba evitando mirarme y me ponía de los nervios eso. No quería perder a mi mejor amigo por una estupidez.

—Empiezo—dijo Maximus—. Yo nunca... he hecho un grafiti.

—Yo sí—dije mientras suspiraba—. ¿Qué se supone que tengo que hacer?

—Bebe un poco del vino—dijo.

El vino no era de mis bebidas favoritas pero aún lo hice.

—Bien... ¿ahora qué?—dijo Alex.

—Le toca a otro decir—dijo Maximus.

—Yo, yo—dijo Alvaro—. Yo nunca... me he drogado.

— ¡Oh, vamos, no puedes decir mentiras!—dijo Maximus, haciendo que todos nos riamos. Claramente, todos tomamos del vino de nuestro vaso. Sabía que no era drogadicto, pero lo había probado. Y seguramente los demás también.

—Voy yo—dijo Cheeto mientras sonreía—. Yo nunca me he enamorado de mi mejor amigo.

Pues no, no lo había hecho. Al menos no creía que...

Pero entonces algo me sorprendió.

Mangel había agarrado su vaso y bebió. Luego lo dejó en la mesa, y sin mirarme dijo:

—Me voy a dormir, estoy cansado—se levantó y antes de poder pararlo, de decirle que se detenga, que se explique, cerró la puerta de mi habitación.

—Joder, esto se puso incomodo—dijo Maximus.

—Y yo no pude jugar—soltó Alex gruñiendo.

Yo, en cambio, estaba ocupado en mis pensamientos.

Él... él había tomado. O sea, que él se había enamorado de su mejor amigo.

Y su mejor amigo...

Joder, su mejor amigo era yo.



Uncover.Where stories live. Discover now