23.

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Cheeto tocó tres veces el timbre de Rubén antes de que éste saliera abrirle.

Rubén seguía en pijama, no había visto a nadie durante tres días... desde que Mangel se había ido; no había querido responderle el teléfono a nadie, no quería hacer nada.

— ¿Qué coño haces aquí?—le preguntó Rubén.

—No contestas el teléfono a nadie—dijo Cheeto mientras entraba en el departamento de su amigo—. Estamos preocupados.

— ¿Piensan que me voy a matar por qué Mangel ya no quiere saber nada de mi? ¿Qué mi jodido mejor amigo de hace diez años me abandona y me voy a matar por eso?—dijo Rubén soltando una carcajada. Había pensado en hacerlo, en suicidarse... pero le falto el valor para hacerlo.

—Tuvo sus motivos—dijo Cheeto mientras se sentaba en el sillón.

— ¿Cómo cuales?

Cheeto suspiro mientras acariciaba a Raspberry.

—Se supone que no tengo que contártelo pero lo acabarás sabiendo de todos modos.

— ¿Qué coño, Cheeto?

Rubén se sentó a su lado mientras se mordía el labio.

—Mira... lo hizo para protegerte.

— ¿Pro... protegerme?

—Dios, las hostias que me va a dar Mangel cuando se entere que te conté—dijo Cheeto mientras se pasaba una mano por su barba—. Kevin te siguió la otra noche, ¿vale? Luego de la... la fiesta, ¿fuiste a la casa de Mangel, no?—Cheeto miro a Rubén, que solo asintió—. Y... no sé, les mostro unas fotos, pero eran prometedoras y dijo que si no le daba pasta para la droga iba a publicarlas y adiós a tu mundo perfecto de YouTube.

— ¿Qué mostraban esas fotos?—preguntó Rubén, se había puesto pálido.

—No lo sé—Cheeto se encogió de hombros—, Mangel no nos quiso decir de qué eran, pero dijo que eran... intimas.

Rubén se dejó recostar en el sillón mientras suspiraba. Ya podía imaginar las fotos...

— ¿Pero por qué no me contó? Podría... podría haber hecho algo...

—Tú sabes cómo es Mangel—dijo Cheeto mientras giraba los ojos—, siempre quiere tomar las responsabilidades. Ahora, dime, Rubén... ¿qué fuiste hacer esa noche?

—Solo... solo nos besamos—dijo Rubén mientras se mordía el labio—. Solo eso—se sentía mal por mentirle a su amigo, pero no quería contarle a nadie sobre aquella noche... quería que fuera su recuerdo, quería que la manera que Mangel lo había amado... quedara solo para él.

Cheeto miro a Rubén, no le creía, pero no iba a insistir con el tema.

—Escucha, hoy a la noche nos reunimos en la casa de Alex... si quieres ir, sabes que estás invitado—le dijo Cheeto.

—Sí. ¿Va a estar Mangel?

—Sí...

—Bien, voy. No le digas que me contaste, ¿ok? Voy hablar con él hoy...

—Rubén, el solo quiso protegerte; por más que lo hizo de mala manera... él solo quería eso.

Rubén asintió, se despidió de Cheeto y fue a buscar se ropa para darse una ducha.

Esta noche habría fiesta.

Uncover.Where stories live. Discover now