Capítulo 4

66.6K 3.2K 227
                                    

Anthony nos preparó unas habitaciones para que mi madre y yo nos quedáramos allí a dormir y no tuviéramos que regresar al hotel a estas horas. Después de una larga charla por parte de nuestros familiares, tratando de darnos lecciones de responsabilidad y confianza, nos mandaron a los tres a la cama, como niños pequeños. Ellos nos seguían por detrás. Subimos cabizbajos.

-Venga, ¡cada uno a su cuarto! Y más os vale dormiros pronto porque mañana todo el mundo estará arriba a las ocho- nos querían castigar de alguna forma y no era justo. Nada de lo que había pasado había sido nuestra culpa pero, conociendo la mente cerrada que tenían, no iba a haber quién les hiciera cambiar de opinión. A veces pensaban que no habían evolucionado, que se habían quedado viviendo en el siglo pasado.

Ashley y yo tomamos caminos distintos a los de Nick y nuestros padres, ya que yo dormiría en su habitación. En silencio, nos cambiamos de ropa y nos pusimos el pijama. Tomé uno suyo prestado. Abrimos las sábanas de la cama y nos metimos. No necesité mirarla para saber que ninguna de las dos estaba dispuesta a irse a dormir todavía. La adrenalina y la tensión de los momentos vividos aún corrían por nuestras venas.

-¿Cómo es que has venido con Zayn?- cuchicheé en voz baja, para evitar que tuvieran que venir a mandarnos callar.

-¿Cómo sabes su nombre?- se sorprendió Ashley mientras la puerta de la habitación se abría.

-Esto no os lo perdono en la vida- susurró Nick al entrar, cerrando la puerta con sigilo a su espalda.

-¡Cómo mamá te vea aquí te mata!- le advirtió Ashley.

-No pensaríais que me iba a quedar en mi habitación después de todo lo que me tenéis que contar ¿no?- en ese momento recordé por qué salí con él. Éramos iguales.

-Está bien, pero baja la voz ¡que se te nota enseguida que eres tú!- Ash le aconsejó. Él asintió y se sentó en la cama, a mi lado.

Los tres nos quedamos en silencio, esperando a que alguno rompiera el hielo. Si lo pensaba, era posible que hubiera sido una de las situaciones más peligrosas que había vivido. Por lo menos, el miedo que sentí, me hizo sentir así. Había sido todo tan extremadamente repentino que, aunque me parara a pensarlo, no era capaz de asimilarlo.

-No sé qué decir, la verdad. Sigo en shock- murmuró Nick con la mirada perdida en el suelo.

-Yo tampoco- me animé a hablar.

-Ni yo...- Ashley susurró.

-Pensaba que os había pasado algo- les confesé-. El primer petardo que oí fue en la pista y vosotros estabais allí- comenté recordando todo lo que había sentido en esas milésimas de segundo.

-¡Y yo pensaba que os había pasado algo a vosotras! De ti no sabía qué pensar, la verdad, porque no sabía dónde estabas- dijo Nick señalándome para, a continuación, mirar a Ashley-, pero yo pensaba que tú habías acabado aplastada, cuando intentábamos salir. Te tenía cogida del brazo y de repente de soltaste- explicó. Se notaba el pánico en sus ojos al contar lo sucedido.

-¡Es que si no te soltaba sí que hubiera acabado aplastada! Y tuvimos suerte de movernos a la planta superior justo antes de que estallara el primer petardo, porque sino sí que nos hubiera caído de pleno.

-¿Qué creéis que les ha pasado a las personas que estaban cerca de ese chico... Cole... cuando soltó el petardo?

-No lo sé...- dijo Ashley.

-Yo prefiero no pensarlo- confesó Nick pasándose las manos por el pelo.

Algo parecido había pasado unos meses atrás en una discoteca de Londres dónde murieron tres personas debido a una avalancha. Salió en todas las noticias del país. Podía decir, en nombre de los tres, que esto nos venía muy grande. Me estaba haciendo muchas preguntas en la cabeza. Muchas preguntas sin respuesta, y éste era el tipo de cosas que me dejaba sin dormir por las noches.

FastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora