Capítulo 10

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Harry. El chico se llamaba Harry. Bueno, era un comienzo.

-¿Se te da bien esta asignatura?- le preunté para ver si había tenido suerte y había cogido al empollón de la clase.

-No lo sé- fue lo único que dijo y volvió a morderse las uñas.

-Vale...- este chico era un poco raro- ¿Te sabes los fenómenos psicológicos?- él, en vez de responder, cogió su mochila y sacó de ella un papel y un bolígrafo para escribir. Los dejó suavemente sobre la mesa y los empujó hacia mí.

-Voy a interpretarlo como un no- murmuré. Al ver que él no hacía nada más, cogí el bolígrafo dispuesta a escribir. Por lo menos el chico había tenido suerte, porque a él sí que le había tocado una empollona.

Nunca me había molestado llamarme a mí misma empollona. Es más, para mí no era un término desagradable y no me importaba que me lo llamaran. Prefería ser llamada empollona a que los profesores me tacharan de negada. Para mí valía más su opinión que la de unos simples adolescentes con escasos conocimientos sobre la vida.

Escribí todos los términos que conocía mientras mi compañero tan sólo miraba lo que escribía. Una especie de alarma sonó. El profesor tenía en la mano su móvil, el cuál sonaba sin cesar.

-¡El tiempo ha acabado!- exclamó-. Dejad de escribir. añadió y apagó el sonido infernal que salía del teléfono. Se puso las gafas de ver y revisó lo que supuse que era la lista de clase.- ¿Señor Styles?- El señor Brown levantó la cabeza, buscando al dueño de aquel nombre. Mi compañero, tímidamente, levantó el brazo. Genial. Le tocaba responder al que menos idea tenía del tema-. Bien, ¿cuáles son los fenómenos psicológicos básicos?

Harry se aclaró la garganta y yo le acerqué la hoja para que pudiera ver mejor. Sólo esperaba que entendiera mi letra. Empezó a leer un poco desconfiado. Tal vez se pensaba que lo que había escrito estaba mal. Al acabar, levantó la vista de la mesa y miró fijamente a nuestro profesor. El señor Brown asintió.

-Muy bien señor Styles. Me sorprende que haya sabido todos los términos y sin equivocarse. Me ha impresionado.

Harry esbozó una sonrisa tímida. Yo sentí la furia crearse en mi interior. Tuve ganas de levantar la mano y reprochar que él no hubiera escrito nada y que la que lo había escrito todo había sido yo, pero sonaría como una niña pequeña a la que no le dan su caramelo, así que me mordí la lengua. Estaba en la universidad, no en la guardería pero me sentaba mal que le felicitaran a él por algo que no había hecho.

-Gracias- me sorprendí al ver que esas palabras habían salido de la boca de Harry. Las ganas de estrangular a alguien se evaporaban por momentos. Por lo menos había tenido la decencia de agradecérmelo.

Su mirada era sincera. Si había escogido la carrera de psicología era porque me gustaba y porque siempre me habían dicho que se me daba muy bien descubrir el estado de ánimo de la gente. No sabía cómo lo hacía, simplemente sabía cuando mentían o cuando ocultaban algo detrás de una sonrisa, y en ese momento sabía que esos ojos verdes transmitían agradecimiento.

Puede que el chico no fuera tan malo como parecía. Sólo era un poco tímido.

El resto de la clase consistió en tomar apuntes sobre lo que decía el señor Brown. Afortunadamente sonó el timbre y la clase acabó. Todos nos dirigimos en masa hacia la puerta. Al salir, vi a Harry dirigirse al lado contrario del pasillo y, por ser amable, me quise despedir.

-Hasta luego, Harry- exclamé por encima del ruido que hacía todo el mundo al andar. Él se giró al escuchar su nombre y sonrió ligeramente.

-Adiós- respondió de vuelta y siguió su camino.

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