Capítulo 15

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Decir que tenía un ojo morado era quedarse corto. Estaba segura de que a penas podría abrirlo. Viéndole así sólo se me ocurrían dos opciones. O era muy torpe y había tenido un accidente o alguien le había pegado una paliza, y no se me resultaba difícil pensar en quién podría haber sido.

-¿Puedes contestar?- estaba muy cabreado, pero algo me decía que no lo estaba tanto como la última vez-. ¿Se puede saber de qué vas, niñata?- con eso último se pasó de la raya.

-¿De qué vas tú?- me levanté molesta y enfadada por sus nuevos ataques-. ¿Cómo se te ocurre insultarme de esa forma? ¡Ni siquiera me conoces!

-Sé lo básico que hay que saber de las chicas como tú. No sabéis nada del mundo real.

-¿Tú qué sabes si yo conozco el mundo real o no? Te crees muy listo pero no lo eres.

-Solo sé que no has tenido que hacer ningún esfuerzo en tu vida para llegar a dónde estás. Me apuesto el cuello.

-¡Pues te vas a ahorcar! No sabes nada!- le grité con todas mis fuerzas. Estaba diciendo cosas sin sentido y que no eran ciertas.

-Claro, ahora me vendrás con algún cuento como que eres huérfana, o adoptada, o que se ha muerto algún familiar tuyo al cual apreciabas mucho. Vamos, ¡dilo! Todas sois igual de despreciables.

-Mira, no sé de quién estarás hablando, pero no intentes hacer cómo que me conoces porque no tienes ni idea.

-La gente como tú siempre hace lo mismo- me miró con desprecio-. Os vais por las ramas para no tener que enfrentaros a la realidad. Te he hecho una pregunta. ¿Qué le has dicho a Zayn de mí?- no me estaba yendo por la ramas, ¡intentaba defenderme!

-Solo le he dicho la verdad- murmuré mirándole por encima del hombro.

-¿Y qué verdad es esa? ¡Porque ha venido a mí como si fuera el responsable de la puta matanza de Texas!- me quedé mirándole por un momento.

Zayn le había tenido que dar muy fuerte para dejarle tal marca en el ojo. Ahora es cuando veía cómo era Zayn realmente. Nunca me hubiera imaginado que fuera tan violento. Bueno, sí que lo había hecho. La primera vez que los vi todos juntos no pensé que ninguno de ellos trajera nada bueno, pero luego, no sabía cómo, logré convencerme de que las apariencias engañaban y que la gente merecía una oportunidad. Puede que eso fuera cierto pero no para este tipo de gente. Ellos eran tal y como te los imaginabas.

-¿Te ha comido la lengua el gato? ¿O vas a decir otra mentira como, no sé... Que te he pegado?- exclamó nervioso.

-¡A saber lo que hubieras hecho si ese hombre no hubiera aparecido- la tensión vivida en ese momento volvió a apoderarse de mi cuerpo, impregnándolo de miedo, pero eso y el enfado pareció darme energía para encararle.

-¿Tú estás loca?- dijo a voz en grito en medio del campus. Gritar, a las nueve de la mañana lo único que producía era que la gente te mirara. Estábamos montando una escena en público. Varias personas nos miraban expectantes. Agarré a Louis del brazo y tiré de él hacia abajo para que se pusiera a mi altura.

-¿Puedes bajar la maldita voz?- mascullé entre dientes.

-¿Ahora te importa que nos miren?- volvió a chillar solo para sacarme de quicio.

-Pues mira, no me importa. Así no te dejo opción a que me hagas daño.

-Definitivamente, estás mal de la cabeza.

-No, a mí no me pasa nada- le contradije-. El que está mal de la cabeza eres tú- eso agotó su paciencia y me empujó hacia atrás. Pensaba que me iba a caer, pero un árbol lo evitó. Mi espalda chocó fuertemente contra el tronco y Louis agarró mis muñecas, poniéndolas a ambos lados de mi cabeza.

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