Capítulo 32

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Volví a mi habitación para darme una ducha que me relajara. Entré al cuarto de baño y dejé el grifo abierto, esperando a que el vapor inundara la estancia. Me gustaba sentir el calor en el ambiente. Dejé que el agua limpiara todo rastro de la persecución y de la comisaría. Sentía cómo con el agua lograba borrar los recuerdos de mi mente... Aunque minutos después volvieron. Al salir cogí la toalla para secarme. Me la pasé por el cuerpo y le hice un nudo a la altura del pecho para que no se cayera. Me lavé los dientes y, al acabar, cogí el secador y comencé a secarme el pelo. Esa era la tarea que más pereza me daba del mundo. Debido a la gran cantidad de pelo que tenía, siempre tardaba un montón en secarlo, por lo que al terminar acababa sudando y era como si no me hubiera duchado. Miré la hora en la pantalla del móvil. ¿Había pasado dos horas aquí metida? Me puse el pijama apresurada por irme a la cama, recogí el cuarto baño y salí. Al dirigirme a mi habitación escuché unos ruidos provenientes de la cocina. Me acerqué al pasillo y vi cómo una luz iluminaba levemente la estancia. Me extrañó y por alguna razón me imaginé de quién se podía tratar.

Fui hacia allí y me encontré a Louis sentado sobre la mesa, con los pies apoyados en una de las sillas y con una botella abierta de vodka abierta en la mano.

-¿Qué crees que estás haciendo?- mascullé al entrar.

-¿Beber?

Respondió echando un trago. ¿Qué hacía eso aquí? ¿Cuánto tiempo había estado bebiendo? Estaba alucinando. Le arrebaté la botella de las manos con facilidad. Debía de llevar un buen rato bebiendo porque los reflejos le fallaban completamente.

-¿De dónde has sacado la botella?

-De la nevera.

-Eso no puede ser. Nosotras no tenemos alcohol.

-Pues yo acabo de venir de una comisaría. No sé de dónde quieres que lo saque.

Él llevaba razón, no podía haberla cogido pero, entonces... ¿Qué hacía Ashley con una botella de vodka en la nevera? Me daba la sensación de que en esta casa había poca comunicación. Lo menos que podía hacer era informarme de lo que compraba, ya que el dinero para la compra lo poníamos entre las dos. Mañana hablaría con ella pero ahora tenía un problema más importante que solucionar.

Louis intentó cogerme la botella de nuevo pero me la cambié de mano con agilidad, provocando que se desequilibrara y casi se cayera de la mesa. Le sujeté instintivamente del brazo para que no se fuera de bruces contra el suelo. Él me apartó de un manotazo.

-¿Por qué bebes?- murmuré. Él no contestó.

Me fastidiaba que hubiera cogido una botella que no fuera suya y se hubiera puesto a beber sin razón. Tenía la cabeza agachada, mirándose a los pies. Se rascó la cabeza un par de veces hasta que alzó la mirada y suspiró con fuerza. Su aliento llegó a mis fosas nasales. Era una mezcla entre vodka y fresa. ¿Por qué siempre olía a fresa? Tenía el ceño fruncido. Parecía afligido, trastornado.

-Por ti.

Me quedé helada en el sitio. Pensé que no contestaría y, sin duda, lo que menos me esperaba fue esa respuesta. Se frotó la cabeza otra vez y la movió preocupado, tratando de encontrar las palabras para expresar lo que quería decir.

-Ha sido por tu culpa.

-¿Ahora qué he hecho?- exclamé un poco molesta.

Lo que me faltaba era que me dijera que yo también tenía la culpa de que bebiera. Según él, yo siempre tenía la culpa de todo; de que Zayn le hubiera pegado, de que le hubiera besado, de que hubiera fastidiado su noche de chicos... Estaba segura de que si llovía también sería mi culpa.

FastWhere stories live. Discover now