Capítulo 7

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No me hacía ninguna gracia haberme distraído por haber estado pensando en lo que no debía. Ahora estaba perdida en medio de una ciudad que no conocía y Ashley me estaba esperando para comer. Lo último no era nada relevante pero, conocía a mi amiga y sabía lo histérica que se ponía cuando alguien llegaba tarde. Resoplé y decidí aparcar el coche en doble fila. Todo el mundo debía de estar en su casa comiendo porque no había ni un alma por la calle. Me quité el cinturón para poder coger el bolso, que estaba en el asiento del copiloto. Lo abrí y saqué el móvil para llamar a Ashley y, para mi sorpresa, estaba a punto de quedarse sin batería. Estaba encendido, pero no tenía señal.


-¿De qué me sirve tener un móvil si nunca está disponible cuando voy a utilizarlo?- le grité, como si eso fuera a arreglar la situación.


Enfurruñada, volví a arrancar y conduje hasta el final de la calle, para ver si encontraba algún sitio conocido. Ni siquiera me sabía aún el nombre de mi calle, así que no podía preguntar a nadie dónde estaba.

Seguí dando vueltas. Esto no tenía sentido. No podía haberme separado tanto del taller. No sabía cuánta gasolina le quedaba al coche y tampoco sabía dónde se miraba. El día iba de mal en peor. Sin saber cómo, llegué hasta la universidad. Sí, era un sitio que conocía pero no sabía cómo regresar exactamente de ahí a casa. Mi madre lo había hecho el otro día pero apenas recordaba las calles. Paré al lado del césped verde, en frente del río, bajé la ventanilla y dejé que el aire me relajara. Me cubrí la cara con las manos. Esto era desesperante.


-¿Perdida?- me sobresalté y pegué un pequeño salto en el asiento. Me descubrí la cara y vi que Zayn estaba apoyado en mi coche, mirándome y esperando una respuesta.


-¿Qué haces aquí?- estaba claro que el día no iba a mejorar. No era suficiente con haber visto a Louis, tenía que seguir encontrándome con el resto de sus amigos. Solo faltaba que, por algún motivo, me arrestaran y acabara en la cárcel, en la misma celda que Cole.


-Vivo aquí- hizo un gesto señalando a la universidad.


-¿Vives en la universidad?- pregunté sorprendida.


-¡No!- se pasó la mano por la nuca-, me refiero a que vivo en la ciudad- se rió acercándose a la ventanilla del coche.


-Oye, mira... tengo que irme- le corté antes de que dijera nada. No quería acercarme a ninguno de ellos. No quería hablar con ellos, quería hacer como si nunca les hubiera conocido. No quería más problemas.


-Ah, vale- respondió un poco avergonzado-. Si sabes cómo volver a casa, vete, claro- ¿se estaba quedando conmigo? Arqueó las cejas. No entendía nada.


-¿Qué quieres?- pregunté desafiante.


-¡Yo nada!- exclamó levantando las manos-. Solo veo que necesitas ayuda y yo te puedo echar una mano- parecía que lo decía sinceramente.


Había algo en sus ojos que me hacía confiar en él. Eran profundos e intimidantes, pero a la vez me transmitían protección. Tenía pinta de buen chico, a pesar de todo el cuero, las botas y la pinta de gótico. No entendía cómo podía estar en el mismo grupo de amigos que Louis, no parecían ser iguales.

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