Capítulo 24

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Decir que Harry estaba raro era quedarse corto. Me había estado evitando desde que el profesor había entrado en clase. ¿Qué demonios le pasaba? ¿Acaso había dicho algo que le hubiera molestado? Solo había dicho que estaba saliendo con alguien. Me parecía muy feo cómo se estaba comportando, estaba siendo muy infantil. Creía que era alguien más maduro. Apoyé el codo sobre la mesa y me sujeté la cabeza dándole la espalda. Si él tenía intención de pasar de mí yo también pasaría de él. El profesor le hizo un par de preguntas a mitad de la clase. Esa fue la única vez que escuché su voz en toda la hora. No la volví a escuchar hasta que la clase se acabó y, al salir por la puerta, me paró.

-¿Quién es?- me había agarrado suavemente de un brazo y sus ojos verdes penetraban mis pupilas con dureza.

-¿Quién es quién?- me hice la loca. Se me habían quitado todas las ganas de hablar con él; por lo menos hasta que se le pasara la tontería.

-Tu novio. ¿Con quién estás saliendo?

-Te da igual quién sea- mascullé con frialdad y me deshice de su agarre-. Adiós, Harry.

Conforme me alejaba por el pasillo sentía su mirada clavada en mi espalda, pero me daba igual. No iba a formar parte de su juego de niños.

*

Al acabar la última clase del día, lo primero que hice fue coger el móvil y marcar el número de Zayn.

-¿Sí?- contestó a los pocos segundos.

-¡Hola!

-Trish, ¿cómo estás?- sonreí cuando dijo mi nombre, sonaba muy bien pronunciado por esos labios y ese acento.

-Tengo ganas de verte.

-Yo también. Quiero ver a mi novia- la sonrisa se me ensanchó cuando me llamó su novia-. ¿Quieres venir esta tarde a mi casa?

¿Esta tarde? ¿A su casa? Sentía que jugaría en territorio desconocido y eso hacía que me incomodara. Sabía que él vivía solo y, aunque antes hubiéramos estado a solas en mi casa, estar los dos solos en su apartamento era algo muy distinto. Al menos yo lo veía de ese modo. Aún así, tenía ganas de verle, fuera dónde fuera.

-¿A qué hora?- sentí cómo sonrió.

-¿Te paso a buscar a las cinco?

-Me parece bien.

-Bien, pues... Hasta luego.

-Adiós- me despedí nerviosa,

Colgué y me dirigí al aparcamiento. Ashley me estaba esperando apoyada en una de las ventanillas del Ford blanco. Nos saludamos y nos montamos para marcharnos por fin a casa.

-Me encanta que haga tan buen día- comentó con serenidad.

-Lo sé, hace que te sientas alegre, ¿verdad?

-Sí, aunque unos están más felices que otros- me giré para ver que me estaba mirando con picardía.

-No empieces- avisé.

-¡Es que se te nota a kilómetros que estás feliz!- exclamó con emoción. Apreté las manos contra el volante.

-No es para tanto, Ash.

-Ojalá yo siendo tú. Ojalá yo con novio y no aquí, sola y con cientos de trabajos para entregar.

-No seas tonta- le di un ligero empujón-. Esta tarde he quedado con él.

-Me lo imaginaba- suspiró con dramatismo-, pero no te preocupes... Me quedaré en casa... Sola y aburrida...

-Si los científicos te examinaran determinarían que sí, eres tonta- me reí a carcajada limpia por la cara de mal humor que puso-. Llama a algún chico de tu clase.

FastWhere stories live. Discover now