Capítulo 35

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-¿Dónde está Louis?- me atreví a preguntar.

-Se levantó de repente- explicó Ashley.

Puede que hablar con él ahora no fuera lo más adecuado. Sabía que estaba enfadado por haberle hablado a Zayn de esa forma tan despreocupada sabiendo lo que hicimos anoche. Puede que él también se sintiera culpable y la verdad era que debería. Él era igual de culpable que yo. No podía dejarme a mí cargar contodo el marrón.

Me levanté de la mesa, dejando a una desconcertada Ashley a mi paso, y me fui a la habitación en la que había dormido Louis. Le encontré haciendo la cama. Fue un gesto que no me esperaba ver, confiaba en que la dejaría sin hacer. Me estaba dando la espalda, así que no sabía que me encontraba en el marco de la puerta.

-¿Por qué te has levantado tan repentinamente?

Él no se sorprendió al escuchar mi voz. Continuó doblando las sábanas y ahuecando la almohada haciendo caso omiso a mi pregunta. Cuando hubo terminado me miró y vio que seguía esperando su respuesta. Él bufó.

-Por si no te acuerdas, tengo que ir al taller. Algunos nos tenemos que ganar la vida trabajando.

No estaba segura de si estaba siendo sarcástico o lo estaba diciendo en serio y estaba intentando sonar borde.

-Y luego... ¿Qué vas a hacer?

-¿Irme a mi casa?

Con eso quedó claro que estaba hablando en serio y que no tenía muchas ganas de conversar conmigo.

-¿Quieres que te lleve? Quiero decir, como has perdido las llaves de casa y eso... ¿Necesitas que te eche una mano con...

-¡No!

Con ese grito se me quitaron las ganas de seguir hablando. Su mirada había pasado de estar tranquila a desprender fuego. Su mandíbula estaba tensa, al igual que todo su cuerpo. Si escuchaba con atención podría oír sus dientes rechinar. Era una persona muy poco predecible y difícil de controlar. Me había quedado inmóvil, sin saber qué hacer. Poco a poco todo su cuerpo volvió a relajarse y sus ojos volvieron a estar fríos como el hielo. Sin embargo, me percaté de que la tonalidad de su mirada había cambiado, tenía un azul distinto, más puro... No era capaz de intimidarme como antes.

Tal vez las confesiones que habíamos hecho por la noche habían conseguido derrumbar alguno de los muros que me impedían llegar a él. Me preguntaba si el resto de la gente habría llegado a derribarlos también.

-¿Por qué no?- pregunté con algo de miedo por su contestación, aunque también estaba la posibilidad de que no me contestara.

Me resultaba extraña la atmósfera que se había creado entre nosotras. Estaba llena de palabras que ninguno de los dos se atrevía a decir, llena de remordimientos y ganas de saber qué más podría pasar.

-Porque no.

Se negó a contestar. Le miré con el ceño fruncido, esperando una respuesta mejor pero lo único que hizo fue echarme más tierra por encima.

-Te recuerdo que esta tarde tienes una cita con Malik.

Sabía que tarde o temprano sacaría ese tema pero había una cosa que estaba clara, si no quería mi ayuda, no la tendría.

-Tienes razón- sentencié. Él se sorprendió porque lo dejara estar tan fácilmente-. ¿A qué hora tienes que estar en el taller?

-En teoría... Hace dos horas.

Salió de la habitación rozándome al pasar y mandándome chispas por todo el cuerpo. Tenía que controlar esa estúpida atracción que sentía hacia él si quería que Zayn no se enterase porque lo de anoche no se podía volver a repetir. Le seguí por el salón hasta la cocina. Se apoyó en el marco de la puerta, asomándose.

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