25. Flirty.

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Salgo de la clase de Deportes que, por suerte, al profe le surgió una pequeña emergencia y no se pudo presentar.

Una diminuta sonrisa se esparce por mis labios al saber que hoy es viernes y tenemos el fin de semana para descansar.

- ¡Bu!-saltan en mi espalda.

- ¡Aaah!-grito espantada, me doy la vuelta y veo a Emily riéndose a carcajadas.

Me llevo una mano al pecho tratando de calmar mi acelerado corazón.

Cierro los ojos y suspiro ya calmada, los abro y fulmino con la mirada a una sonriente Emily.

- Hija de... tu madre.-resoplo.

Ríe.- Valoro el respeto a mi mamá.

- Cállate.

- No.-ruedo los ojos- Bien, bien, vamos a caminar, ¿qué te parece?

- Vamos.-asiento y ambas empezamos a caminar hacia una de los grandes jardines.

- Hace mucho que no tenemos un tiempo a solas, Lee.-me mira- ¿Cómo te va?

Sonrío.- Bien, ¿y a ti?

- Bien aunque algunas dificultades con unas materias.-hace una mueca- Pero sólo es cuestión de tiempo que le agarre la mano.

- Genial. ¿Necesitas que te ayude en algo?

- No, tranquila. Puedo sola.

- Por cualquier cosa, me dices, ¿si?

- Claro.

Seguimos caminando en un agradable silencio por unos cuantos minutos. Me fijo en el cielo, está nublado aunque a través de las nubes se pueden apreciar los diminutos rayos del sol.

- ¿Es cierto que te gusta Dylan, Emily?-pregunto al acordarme del otro día.

- ¿Qué? N-no, por sup-puesto que no.-ríe nerviosa y la miro con una ceja levantada, suspira- Bueno, tal vez un poquito.

- ¿Y mi primo?

- ¿Kyle? N-no podría salir con alguien como yo, o sea, mirame.-se señala.

Me paro frente a ella y le agarro de los hombros.

- Emily, eres hermosa, no te menosprecies. Además, sabes que Kyle no es de ese tipo de chico.-sonrío- Sí podría fijarte en ti y, por cierto...-sonrío pícara- no lo negaste.-se empieza a ruborizar y yo suelto una sonora carcajada.

- ¡Lea!-empiezo a correr y a ella a perseguirme, ambas nos estamos riendo, es cómo si volvieramos a ser unas niñas otra vez.

Siento como me alcanza al escuchar sus pasos más cerca, de repente impacta su cuerpo contra el mío, logrando caerme de cara al pasto.

Auch.

Me quedo como piedra, literalmente, mientras escucho sus carcajadas. Levanto la cabeza y escupo pasto de mi boca, que asco.

Me muevo hacia un costado haciendola caer ya que estaba sentada sobre mi espalda, me levanto y sacudo mi ropa y cabello, refriego mi rostro.

La miro y me sonríe inocente.

- ¿Ya te dije lo mucho que te odio?

- Mmh nop, sólo a mi hermano.-mi corazón se acelera un poco.

- Bien, entonces te odio, te odio mucho.

- Que lindo.

- Sí, ¿no?

- Yo también te odio mucho, te lo digo desde mi corazón.

- Yo te lo dije desde mi alma.

- Cuánto odio me tiene tu alma.

El Hermano de mi mejor amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora