El destino puede jugar contigo como se le plazca, ya sabes, nunca te imaginas que vas a enamorarte de tu hermanastro. Nos perdimos en nuestros sentimientos sin importar los demás y nuestra relación fue imposible desde el momento en que nos conocimos...
―Hey mira, hay una feria en la ciudad. ―dijo Brad parando al ver un gran anuncio en un edificio. Habíamos salido a caminar por el centro de la ciudad, como no sabíamos que hacer y no nos gustaba nada de lo que había en la cartelera del cine decidimos sólo salir.
―Amo las ferias, vayamos. ―chillé.
―No chilles. ―se quejó.
―Lo siento, es que adoro las ferias.
―¿Por qué?
―Mi padre solía llevarme cada vez que alguna estaba en la ciudad, pasábamos todo el día juntos. ―sonreí con amargura al recordar esos preciosos momentos y al recordar que ya jamás volveré a vivirlos junto a él.
―Mi madre adoraba el algodón de azúcar y cada vez que íbamos a alguna compraba uno gigante para ella y para mí. ―dijo mientras caminábamos hacia allí.
―¿Y Christoffer?
―Él no solía estar mucho con nosotros, casi siempre estaba de viaje o trabajando. ―se encogió de hombros queriendo aparentar desinterés.
―Lo siento.
―No tienes por qué. La feria es unas calles más adelante. ―informó mientras pasaba su brazo por mis hombres y besaba mi mejilla.
[...]
―Apura, Brad, quiero subir allí. ―dije tirando de su brazo hasta la fila de la rueda dela fortuna.
―Que no, vamos a los autos chocadores. ―tiró de mi brazo hacia el lado contrario donde se encontraban estos.
―¡Brad! Que no, primero aquí. ―me quejé como una niña.
―Vamos, iremos primero a los autos y luego hacemos lo que tú quieras.
―No. ―me crucé de brazos y le di la espalda.
―Eres testaruda. ―murmuró en mi oído mientras me abrazaba por detrás y caminábamos así a la fila de la rueda.
―Y tú eres fácil de manipular. ―reí mientras volteaba y ponía mis manos alrededor de su cuello.
―Corrección, soy fácil de manipular contigo. ―rodé los ojos.
―Tonto. ―reí. Él me miró sin expresión alguna, directamente a los ojos. Dejé de reír y lo miré expectante por lo que tuviese que decir, pero no dijo nada. Sólo se quedó mirándome. ―¿Tengo algo en el rostro o qué?
―No, sólo estoy admirándote. Eres preciosa. ―susurró.
Acercó su mano a mi rostro y quitó un mechón de cabello reposaba en medio. Sonrió un poco y terminó de acercarse, juntando sus labios con los míos en un delicado beso. Respondí gustosamente a él mientras me sorprendía cada vez más al notar como mis sentimientos se alborotaban al sentirlo. Bajé mis manos y las coloqué en su pecho mientras él colocaba las suyas en mis mejillas y no me permitía separarme de él. Cada roce de sus labios enviaba una corriente eléctrica por mi columna vertebral haciéndome estremecer por esa nueva sensación. Finalmente tuvimos que separarnos por falta de aire y pasó sus manos alrededor de mi cuerpo, abrazándome. Haciéndome sentir protegida entre sus brazos.
[...]
―Vamos, camina. ―me quejé mientras tiraba de su mano para que me siguiese. Ya llevábamos varias horas aquí y habíamos pasado por casi todas las atracciones y juegos, si no fueron todas.
―¿Dónde quieres ir ahora?
―Ya verás, tú camina. ―ordené y se colocó a mi lado. Tomó bien mi mano y entrelazó nuestros dedos, ganándose una sonrisa de mi parte.―Buenas tardes. ―sonreí al anciano que vendía los algodones de azúcar.
―Buenos tardes, señorita. ¿Qué puedo ofrecerle en éste precioso día?
―Quiero el algodón de azúcar más grande que tenga.
―Skylynn, ¿Qué haces? ―preguntó Brad confundido.
―Tú calla. ―dije poniendo una mano en su rostro.
―Aquí tiene. ―dijo el anciano entregándome el palillo de algodón.
―Tome, y quédese con el vuelto. ―le entregué el dinero.
―Muchas gracias. ―sonrió.
―Gracias a usted.
―Estás loca. ―dijo Brad rodando los ojos.
―Claro que sí, pero quería que tú también tuvieras tu momento hoy. Me has hecho pasar un día precioso y lo mereces. ―besé su mejilla. Tomé un poco de algodón y lo acerqué a su boca.―Abre. ―abrió su boca y metí este en ella.
―Espera, quédate quieta. ―dijo sacando su móvil y apuntándome con él. Escondí mi cara detrás de él palillo y tomó la fotografía. Segundos después mi móvil sonó, indicándome una nueva notificación de Twitter. Abrí la aplicación y me encontré con una foto mía, publicada por Brad.
@BradleyWillSimpson: She's like a little girl @AmberScott5
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―Eres tonto. ―reí. Depositó un corto beso en mis labios y sonrió.
―Gracias por esto.
―No es nada.
Den like y comenten por este precioso capítulo completamente Bramber.
