Capítulo 23.

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―Llegamos, hija. ―dijo mi madre quitándome un audífono.―Ya no llores, ¿Si?

Solté un bufido y salí del coche. Miré el gran edificio que se encontraba frente a mí. Era enorme y bonito, todo lo contrario al antiguo hospital en el que estuve la primera vez. Christoffer me llamó al ver que no caminaba. Caminé tras ellos hasta dentro del lugar.

―Buenos días, soy Christoffer Simpson, he registrado a mi hijastra ayer por la mañana. Su nombre es Amber Marie Scott. ―le dijo éste a la recepcionista.

Caminé hasta los asientos que se encontraban allí y puse música nuevamente. Cuanto menos atenta a la realidad esté en este momento menos horrible será. Mi madre y mi padrastro hablaron con la chica por varios minutos y luego un hombre de unos cuarenta años apareció. Los tres se acercaron a mí y me quité los audífonos.

―Bienvenida, Amber. Mi nombre es Jack Adams y seré tu médico durante toda tu estadía aquí, es un gusto conocerte. ―se presentó con ese tono con el que le hablas a un niño que llora porque le quitaron su juguete favorito

―No me hable así, no estoy loca. ―dije de mala gana. Me daba mucha rabia el que me hablasen así.

―Claro, lo siento. ―se disculpó.―Éste es tu programa. ―me entregó un sobre.―Deberás asistir a todas las sesiones que están escritas allí. Encontrarás cosas como música y teatro, entre otras cosas. No te sorprendas, todo es terapia aquí.

―Genial.

―Recuerda que no debes saltarte ninguna terapia. Si lo haces se te quitarán beneficios. Debes cumplir con todas y cada una de las reglas y condiciones que hay en ese papel Amber.

―Claro que lo haré. Quiero curarme de una maldita vez.

―Me alegra que quieras salir de todo eso, eres fuerte. ―dijo y sonreí.―Te enseñaré tu habitación. ―dijo y comenzó a caminar. Lo seguí junto a mi madre y Christoffer.―Tu compañera de cuarto se llama Melanie Richards, está pasando por lo mismo que tú. Ha ingresado hace cuatro meses. Bien, aquí es. ―dio tres golpecitos en la puerta y un momento después una chica muy bonita abrió la puerta.

Era rubia, tenía los ojos grandes y muy azules y era muy muy delgada; llevaba un chongo en su cabello. Traía puesto una camiseta negra y pantalones para dormir.

―Hola, Doctor Jack. ¿Sucede algo? ―preguntó algo confundida.

―Sí, llegó tu nueva compañera. Te he dicho ayer ¿Recuerdas?

―Oh, claro. ―se hizo a un lado para que podamos pasar.

―Preferiría despedirme antes, si no es un problema. ―dije y el doctor asintió.

―Pues yo me retiro, tengo cosas que hacer. Pueden buscarme en mi oficina luego. ―le dijo a mi madre y Christoffer y se retiró.

―Puedes pasar cuando gustes. ―dijo la chica. Asentí y cerró la puerta para darnos privacidad.

―Vendremos a verte pronto, pero sólo tenemos dos visitas por semana ¿Está bien? ―dijo mi madre.

―Claro mamá, no es necesario que vengas cada día. Sólo dejen que Cameron entre. Hablen con alguien para darle el permiso.

―Está bien si eso quieres, hija. ―acarició mi mejilla y sus ojos se empañaron.―Me está matando tener que dejarte aquí, pero es por tu bien cielo.

―Lo sé mamá, lo entiendo. No quiero que estés mal por mí, yo estaré bien aquí y pronto volveré a casa. ―sonrió débilmente y me estrechó en sus brazos. ―Te amo, mamá.

―Y yo a ti mi niña. ―besó mi frente y se separó de mí. Miré a Christoffer y lo abracé.

―Gracias. ―susurré. Él me devolvió el abrazo algo sorprendido.―Has sido más que bueno conmigo desde que te conocí y nunca lo he apreciado, lo siento.

―Quédate tranquila, Amber, lo entiendo. ―me separé de él.

―Hasta pronto. ―dije quitando las lágrimas que habían escapado. Ellos saludaron y se fueron por el largo pasillo.



Melanie en multimedia. Amo mucho a Dove, es una bebita.

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All the love, Sabrina

Risk It All: No Control || Bradley SimpsonWhere stories live. Discover now