Capítulo 16.

436 34 5
                                    

―Es muy bonito... ―sonreí mientras veía el apartamento nuevo de Cameron. Era muy espacioso y minimalista, muy al estilo Dallas, su padre es igual en ese sentido.

―Lo es. Eres la primera persona que traigo aquí.

―¿Y tu padre?

―Él me ha traído a mí. ―rodé los ojos.―¿Qué quieres hacer?

―Películas y dulces. ―respondí rápidamente.

―Películas y dulces serán. Pero no tengo dulces. ―rio.

―Bien, busca algunas películas en Netflix, enseguida regreso. ―tomé las llaves del apartamento y salí de allí para ir a comprar al mercado que hay frente al edificio. Estaba por entrar cuando mi móvil sonó. Atendí mientras entraba.

―¿Dónde estás? ―preguntó Bradley nada más descolgar.

―Comprando dulces. ―respondí tranquilamente.

―¿Tardarás mucho?

―Sí. Iré al apartamento de Cam.

―¿Dónde? ―preguntó con algo de enojo en su voz.

―Al apartamento de Cameron.

―No, ven a casa. ―dijo ésta vez totalmente enojado.

―No lo haré.

―Amber.

―No me esperes hoy, me quedaré allí. Mañana nos vemos. ―dije rápidamente y colgué. No me apetecía volver a pelear con él.

Tomé un canasto y busqué el pasillo de los dulces y galletas. Tomé chocolates, galletas, gomas, caramelos y todo tipo de cosas. Luego caminé hasta donde estaban las cervezas y tomé un pack de seis. Una vez el canasto lleno y demasiado pesado fui a la caja y pagué todo. Volví al apartamento, que por suerte estaba frente y cuando abrí la puerta me encontré con un refugio hecho con sábanas, almohadas y luces. Me asomé y dentro estaba la tv y el gato.

―¿Cam?

―Me estoy cambiando. ―gritó desde algún lugar de la casa. Dejé las bolsas dentro del "refugio" y caminé por la casa buscando a mi mejor amigo. Éste salió de una habitación con tan solo unos pantalones de dormir.―Te he dejado uno y una camiseta en la habitación, cámbiate rápido. ―sonrió y se fue hacía el living. Entré y me puse rápidamente la ropa que me dejó sobre la cama. Volví al living y mi acosté junto a Cam en el "refugio" y le puso play a Rápidos y Furiosos 7. Ambos amamos éstas películas.

[...]

―Me siento una niña de ocho años estando aquí dentro. ―murmuré mientras me sentaba, aburrida de mirar Transformers. Cam se sentó junto a mí.

―Yo me siento de diez. ―me miró fijamente.- Muero por sentirme como aquella vez cuando tú tenías ocho y yo diez. ―susurró acercándose.―¿Me dejas?

―¿De qué hablas? ―pregunté fingiendo no recordar. A los ocho años Cameron me dio mi primer beso en un lugar bastante parecido a éste.

―No finjas, Amber. ―puso su mano derecha en mi mejilla y se acercó más hasta quedar a unos pocos centímetros.― Siento romper mi promesa. ―susurró. Entonces cortó la distancia que nos separaba besándome como si eso dependiera su vida. Le seguí el beso pero, extrañamente, no sentí nada. No es como si Cameron no me gustara, porque seamos sinceros Cameron es hermoso, pero no me causó efecto alguno. No fue como Bradley. Con él todo tipo de sensaciones se apoderan de mi cuerpo, mis piernas flaquean y mi estómago da vueltas. Luego de un tiempo corté el beso y me alejé un poco.

―Lo siento, no puedo hacer esto, Cam. ―murmuré apenada y salí del lugar.

Tomé mi mochila y salí del apartamento lo más rápido que pude. Lo escuché correr detrás de mí y gritar mi nombre pero lo ignoré y salí del edificio yendo lo más rápido que podía hasta el coche de mi madre. Las lágrimas acumuladas en mis ojos luchaban por salir y nublaban mi vista.

―¡Estoy enamorado de ti! ―gritó y paré en seco.―Mierda, Amber, estás destrozándome. ―murmuró poniéndose frente a mí. Su voz sonaba como si en cualquier momento se fuese a quebrar.

―Lo siento. ―musité sin levantar la cabeza.

―¿Lo sientes? ―preguntó incrédulo.―Yo lo siento. Siento haberte amado tanto todos estos años en vano. Siento insistir a pesar de saber que estás con Simpson. ―escupió con odio. Cerré los ojos fuertemente y entonces todas esas lágrimas acumuladas salieron.―¿Qué tiene él que no tenga yo? ¿Acaso debo tratarte mal para que me veas? Dime qué debo hacer porque ya estoy desesperado. Ya no soporto fingir, me has hecho trizas el corazón tantas veces...

―Detente... ¡Por favor detente! Esto duele

―¿Duele? ―su voz se quebró y un gemido de dolor salió de su boca.―Te amo, siempre lo he hecho. ―susurró y se fue camino al edificio.

―¡Cameron! ―grité pero me ignoró.― ¡Cameron, ven aquí! ¡No me dejes! ―lloré sonoramente.-No me dejes... ―caí al piso destrozada por perder a una de las personas más importantes de mi vida.―¡Lo siento! ¡Lo siento mucho!

El mundo se me cayó encima, me derrumbé. Todo lo que estaba reprimiendo salió y me golpeo como una bola de destrucción.

Me autorompí el corazón con esto.

Den like y comenten.

All the love, Sabrina

Risk It All: No Control || Bradley SimpsonWhere stories live. Discover now