Capítulo 3

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Después de enviar aquel mensaje, y terminar el té, me comenzaba a sentir mucho mejor, aunque no del todo. Christopher no dejaba de mirarme, haciéndome sentir algo incómoda y extraña.

Decidí levantarme del sofá para llevar la taza a la cocina pero él me lo impidió.

- Yo la llevo, tú, quédate aquí. - Asentí, viéndolo alejarse de mí, dándome espacio para analizar lo que me rodea.

El apartamento es hermoso. Las paredes son de un color crema, casi beige, bastante espacioso. Apenas cruzas la puerta de entrada, chocas con la sala y el comedor, adornadas por unos muebles hermosos. La sala tiene dos sofás individuales y uno doble de color negro, haciendo bastante contraste con el color de las paredes.

El comedor es de 4 puestos. La mesa es de madera con vidrio, cuadrada; los asientos combinan el color negro con el color vino de la cojinería, dándole un toque especial. Está ubicada cerca de un ventanal enorme que te deja admirar la bella vista de la ciudad.

Me levanté con cuidado del sofá, acercándome a la ventana, disfrutando de aquella vista que te atrapa sin que te des cuenta. No me di cuenta de la presencia de Christopher hasta que habló.

- Es hermosa, ¿no? - Dí un pequeño salto por el susto, llevando una de mis manos a mi pecho. Él estaba a mi lado, mirándome con intensidad. - Lo siento, no quise asustarte. Debí haber hablado mucho antes pero, te vi tan concentrada disfrutando la vista que no quise distraerte. - Me regaló una hermosa sonrisa.

- Tranquilo, yo no debí perderme tanto en ella. - Le di una pequeña sonrisa, mirando al frente de nuevo. - Perdona por todo esto. No quise incomodar.

Escuché un leve suspiro escapar de sus labios mientras por el rabillo de mi ojo, lo veía mirar hacia el frente.

- No incomodas. Fue un gusto haber ayudado. Y por mi abuela, bueno, ella siempre es así. - Lo observé unos segundos, sintiéndome sorprendida mientras observaba su bella sonrisa.

Creo que sintió que lo miraba porque volteó a verme y su mirada penetraba mi alma, intentando leer mi interior; me sentía nerviosa.

- Y-yo creo que es mejor que me vaya. Me deben estar esperando en casa. - Me di la vuelta para alejarme pero él me detuvo, colocando sus manos en mi cintura; me estremecí ante su agarre.

- Sólo espera a comer algo y te llevo. No nos demoraremos; mi abuela ya terminó todo. - Me giré levemente, observando su bello rostro, sintiéndome aturdida ante él; asentí levemente.

Giré mi rostro al escuchar que alguien salía de la cocina y me fijé en la señora que dejaba una bandeja de comida sobre la mesa, sorprendiéndome ante lo que mis ojos veían.

¿¡Esa es la abuela!? ¡¡Dios mío, se ve demasiado joven para ser una!!

Por lo general, uno piensa en abuelos y se imagina a los típicos ancianos arrugados, con el cabello blanco o algo por estilo pero, ésta mujer, parecía de unos 50 años o menos.

Cabello castaño oscuro, recogido en una coleta; piel blanca como la de Christopher, ojos verdes pero más claros que los de él, con muy buen cuerpo. Su piel no mostraba rastro de arrugas y debía medir un 1,80, más o menos, porque se veía más alta que yo.

Ella se fijó en mí, sonriendo con ternura, limpiando sus manos en su delantal, acercándose a mí.

- Hola, querida, mucho gusto. Soy Annabeth, la abuela de éste individuo. - Lo miró con una sonrisa de orgullo y extendió su mano hacia mí, la cual tomé sin dudar. - ¿Y tú eres? ¿Su novia?

Abrí mis ojos con sorpresa, intentando no atorarme con mi saliva, sin saber qué decirle.

- Abuela. - Miré a Christopher, quien tenía una mirada de vergüenza en su rostro. - Es una amiga.

Tú Eres Mi Sueño. (Completa Y Corregida)Where stories live. Discover now