Capítulo 6

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POV's Christopher

Salimos del apartamento en total silencio, tomando el ascensor, bajando por él. Al llegar al lobby, el señor Alberto nos miró, sonriendo de nuevo.

- Buenas noches, señor Coleman. Señorita. - Le di una medio sonrisa e Isabelle sólo asintió.

Al salir del edificio, una brisa fría nos golpeó con suavidad; miré de reojo a Isabelle, viéndola abrazarse a sí misma. Menos mal que traía mi sudadera.

Caminamos en silencio hasta mi auto, cuando la vi quedarse quieta al verlo; me quedé observándola sin ella darse cuenta y me acerqué a ella, apartándola un poco, abriendo la puerta para ella como todo un caballero.

Ella me miró con timidez y sonrió con gratitud; subió al auto y cerré la puerta. Me di la vuelta para poder subirme y encendí el auto. La miré un momento mientras ella sólo observaba el auto con una sonrisa; interrumpí su concentración y pedí la dirección de su casa, ella me la dio y nos puse en marcha.

Encendí la radio, dándome cuenta que estaban pasando la canción "All of me" de John Legend, una de mis favoritas. Ella se giró a verme con rapidez.

- ¿Podrías, por favor, subirle a esa canción? - La miré con algo de sorpresa y una especie de sonrisa.

Al parecer también le gustaba la misma canción. Ella me miró con su ceño fruncido y algo confundida.

- ¿Te gusta esa canción? - Abrió sus ojos como si la hubiera ofendido.

- No me gusta, ¡me encanta! ¿Podrías subirle? - La miré con tantos sentimientos encontrados, que no sabía ni cómo la estaba mirando, así que asentí.

Apenas subí el volumen, ella comenzó a cantar, dejándome escuchar la voz tan hermosa que tiene, así como ella. Nuestro trayecto a su casa fue así: cantando todas las canciones que pasaban o tarareando sus melodías sin descanso. Al llegar a su casa, estacioné el auto y ella se giró a verme.

- Gracias, Christopher. Por todo. Y perdona la intromisión. - Me sonrió con timidez, y no me aguanté las ganas de sentir su piel.

Levanté mi mano, rozando su rostro con demasiada suavidad, no queriendo lastimarla ni con mi respiración. Ella sólo cerró sus ojos.

- No fue nada, Belle. Un placer. Nos estaremos viendo por ahí. - Sonreí.

- Supongo que sí, señor Coleman. - Su comentario me hizo reír con fuerza, ya que, sólo Alberto me dice así. Ella abrió sus ojos, mirándome con una sonrisa mientras reía. - Adiós.

Se bajó del auto y yo me puse en marcha de nuevo mientras la veía entrar. Me dirigí a toda velocidad a mi edificio y, al llegar, estacioné el auto, lo apagué, bajé de él y entré.

- Buenas noches, señor Coleman. ¿Tan rápido aquí? - Miré a Alberto con una sonrisa y asentí.

- Así es. Betty está sola y no pienso dejarla sola. - Él asintió y me sonrió. - Hasta mañana, Alberto.

Me dirigí al ascensor y lo llamé. Cuando llegó, marqué el número siete y me apoyé en una de las paredes, sin poder dejar de pensar en ella. Sus ojos, sus labios, su rostro, su piel.

Quería sentir sus labios sobre los míos...

¡Christopher, contrólate!

Al llegar a mi destino, salí del ascensor y me dirigí a mi apartamento; al entrar, una Betty demasiado sonriente me estaba esperando, sentada en el sofá.

- Hola, Beth. - La miré sin saber qué decir, pasando una de mis manos por mi cabello.

- No tienes que decir nada, querido, te conozco. Ella te gusta. Y mucho. - Hizo un ademán con su mano para que me acercara a ella y me sentara. Al hacerlo, ella se acercó a mí. - No temas sentir, cariño. Sentir no es malo, el amor no es malo; malas son las personas que juegan con los sentimientos sin saber valorarlos. - La miré y suspiré.

Tú Eres Mi Sueño. (Completa Y Corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora