Capítulo 26

282 24 19
                                    

Vi a Gabriel salir de la cabina y acercarse a nosotros.

- Ya llegamos, señor, y les recomiendo abrigarse; hace bastante frío. En unos minutos aterrizaremos y llevaremos sus maletas al auto, de ahí, los llevaran al hotel.

- Gracias, Gabriel. - Asintió y se retiró de nuevo.

- ¿Ahora sí puedo saber dónde estamos? - Miré a Belle y asentí.

- Estamos en... - Señalé hacia la ventana y ella se giró a tiempo para ver la torre Eiffel de lejos; se giró con rapidez, mostrando el asombro en sus ojos.

- ¿¡Es en serio!? - La emoción en su voz fue tan notoria que me hizo reír, asintiendo. - ¡¡AHHH!! - Reí con más fuerza al escuchar su grito, viéndola abalanzárse sobre mí. - ¡Gracias, gracias, gracias! - Besó mis mejillas intercaladamente.

- De nada, pequeña; quería que fuera algo especial. - Se separó un poco de mí, mirándome con una sonrisa.

- Habría sido especial, incluso en la casa, amor. - Besó mis labios, sonriendo. - Pero gracias por semejante regalo de bodas. - Sonreí y asentí.

Escuchamos el sonido que indicaba que abrocharamos nuestros cinturones y así lo hicimos.

Al aterrizar, Gabriel se encargó de que llevaran nuestras maletas al auto y nos despidió junto a su tripulación; le agradecí por la atención al igual que Belle y nos subimos al auto.

- Hace bastante frío. - Belle tenía un abrigo enorme encima de su vestido mientras se abrazaba a sí misma para darse calor.

- Ven aquí, Belle. - Abrí mis brazos, sonriéndole; ella se acercó mientras la envolvía con una parte de mi abrigo, dándole más calor.

- Gracias, amor; creo que debí cambiarme pero, como no sabía que venía para acá y que hacía tanto frío, me aguanté. - Reí ante su sarcasmo y besé su cabeza.

- ¿Acaso no te doy el calor suficiente? - Me hice el ofendido y ella rió.

- Claro que me lo das, amor, pero creo que éste vestido no me ayuda en nada. - Se levantó, acercándose a mi oído, susurrando. - Y no creo que quieras que otros miren mi pierna descubierta o el escote de mi espalda. - Se separó de mí mientras la observaba con mis ojos achicados.

- Eres mía, Isabelle. Si otros te miran, me sentiría orgulloso pero nada de tocarte. - Sujeté su pierna con deseo, comenzando a subir y bajar por ella con mi mano; ella se estremeció. - Sólo yo te toco. - La miré con advertencia y ella sonrió satisfecha.

- Me encanta éste lado tuyo. - Rió, negando con su cabeza.

- No me provoques, Isabelle. - Sonrió con suspicacia, sentándose a horcajadas de mí.

- No, tú no me provoques a mí; recuerda que eres mío. Sólo yo puedo tocarte, encenderte o, incluso, apagarte. - Reí ante eso y asentí porque era verdad.

- ¿Quieres saber algo? - Ella asintió y yo me acerqué a su oído, susurrando. - Quiero arrancarte éste vestido y hacerte mía de una vez. - Sentí su estremecimiento ante mis palabras, viéndola separarse un poco de mí.

- Estamos en la misma situación, entonces. - Susurró en mis labios, causándome un escalofrío.

Apreté mi agarre en su cintura y ella lanzó un leve gemido ahogado, estaba necesitado de ésta bella mujer.

- Te propongo algo. - Me miró expectante. - Hoy descansaremos todo el día en nuestra habitación y mañana, salimos, ¿te parece? - Se hizo la pensativa pero sonrió y asintió. Se bajó de mis piernas, dando un leve grito ahogado. - ¿Qué sucede? - La miré preocupado.

Tú Eres Mi Sueño. (Completa Y Corregida)Where stories live. Discover now