Aquí hay algo más.
Se nota en la tempestad.
La gente corre de un lado a otro...
Perdiendo la cordura.
¿Qué hacen?, pregunto.
Huyen de la lluvia.
¿Por qué?
No quieren mojarse, me responde.
¿La lluvia duele?
Ella me miró y respondió tiernamente.
Para nada, hay muchas otras cosas que duelen más.
¿Entonces por qué huyen con tanto pavor?
Porque se pueden enfermar. O porque van a un lugar
a donde no pueden llegar... mojados.
¿Por qué no?
Pues, temen que les juzguen... No lo sé realmente.
Fruncí el ceño.
¿Por qué tú y yo no huimos como ellos?
Porque a donde vamos... no importa cómo lleguemos...
siempre nos estarán esperando con los brazos abiertos
sin importar que tan mojados estemos.
Sonreí.
Ojalá todos ellos tuvieran un lugar como el nuestro.
Ella sonrió. Me sobó la cabeza.
Ojalá que sí.
