Tan diminuto...
Atrás han quedado las cosas sencillas.
Las nimiedades ahora superan los paradigmas.
El hito ha zanjado el camino.
El río simplemente lo ha seguido.
Atrás quedaron los buenos ratos
sin preocupaciones. Sin argumentos me ha dejado.
La tierra se ha movido de su sitio.
Estamos todos advertidos.
Lo justo parece lejano.
El olor a podrido revolotea por el campo.
Algo ha muerto, quizás lo aspirado.
Justo después de esa colina
quedó mi legado.
Me he quedado impávido
más tiempo del que jamás había quedado.
Los tiempos cambian. Nada es como antes
y seguimos necesitando aunque nos hayamos creído demasiado importantes.
Encasillados en un bucle.
Fingiendo poder, perdiendo el suelo-
y volviendo, porque podemos, al nido que nos vio volar.
Con las alas rotas. Con las ilusiones quebradas.
Con el ego hecho trizas... con nuestra llama apagada.
El hito descansa. Todo sigue su tangente.
Nada se modifica.
Nadie hoy ha forjado su propio mito.
Nadie hoy... se siente lleno del todo.
Lo injusto nos hace frente.
No importa cuánto nos esforcemos
parece que no desaparece.
Duelen las piernas de andar,
el apoyo no es suficiente.
Todos buscamos el mar
y los que hemos venido de él
no lo aprendemos a dejar.
Esto ya no se trata de felicidad
y eso... es lo único que debería importar.
Y eso... es la primera nimiedad que se quebró.
El paradigma ganó.
Tan diminuto... ahora soy.
