Has vuelto, pero ya es tarde.
Somos como abril y enero.
El tiempo deshace las posibilidades.
Sé que lo entiendes, tú fuiste la primera en colocar la barrera.
No sabes volver, pues siempre parece que quieres herir.
No sabes pedir, siempre dañas a terceros.
Has vuelto y ya es tarde.
Somos como septiembre y enero.
Tú te has quedado allá y yo sigo avanzando.
Las circunstancias nos volverán a encontrar una y otra vez.
Lo sé. Está en el destino que te vuelva a ver.
Pero jamás como en invierno.
Jamás como aquel momento.
Has vuelto, te tomaste tu tiempo.
Planifiqué tu regreso en mi mente un par de veces.
Siempre salía perdiendo.
No vengas a mí con palabras dulces;
no seas nefasta. Quédate en tu casa.
Seguro que haces falta en algún lugar.
Pero no aquí en mi pecho. No en este noviembre.
Has vuelto y no me impacta.
No me apiado de los muertos.
¿De qué vale la misericordia en estos tiempos?
Y si volviste no significa que yo te estuve esperando.
Solo significa que te fuiste.
Y te arrepientes. Eso es seguro.
No de la misma forma que antes. Es claro que has aprendido.
Pero has vuelto al fin.
No importa la razón.
Nunca habla bien de ti.
Y yo estoy aquí. En mi vida de nuevo es enero
pero no es el mismo en donde tú te quedaste.
Es diferente. Es mío.
Y no te voy a prestar ni un segundo de mi tiempo.
Porque si tú no, yo sí he aprendido.
Has vuelto. Te felicito. Me has encontrado. Pero yo no me estaba ocultando, ni tampoco esperando. Has vuelto y como sabes la ruta de regreso, seguro lo harás más seguido.
Y a mí me seguirás importando un bledo.
