Y creo que solo me he enamorado un par de miles de veces,
y todas han sido de ti.
En tu tersa piel he encontrado la almohada perfecta,
tu diván está lleno de huellas, pero como el agua del mar
estoy dispuesto a borrarlas todas con mis besos.
No tengo la necesidad de poseerte para saberte mía,
me lo dices a la cara, día a día, sin hablar, tan solo con verme
y mostrarme tu bella sonrisa.
He sorteado tantos miedos a tu lado, que sin darme cuenta
yo solo me he creado el peor de todos.
El bendito miedo a no saber qué hacer si no estás conmigo.
Y creo que solo me he enamorado un par de miles de veces,
y siempre has sido de ti.
La que me da la paz, cuando dentro de mi mente hay una guerra
que no se acaba, que no se apoca. Tú eres la que me brinda la mano
cuando cualquiera me daría la espalda.
Te quiero a morir, eres el regalo que todo hombre sueña con tener.
La única al dormir, la primera cuando los ojos consigo abrir.
Me sujetas la mano cuando cruzamos la calle, y tú piensas que necesitas de mí
pero soy yo, quien necesita de ti, quien se siente seguro contigo.
Y creo que solo me he enamorado un par de miles de veces
y siempre han sido tus ojos cafés,
y siempre han sido tus cejas negras
y siempre han sido tus pómulos rosas
y siempre eres tú, y siempre serás tú
y siempre has sido tú.
Mi arcoíris después de la tormenta;
la que me toca y me inquieta
me besa y me calma, me sostiene y me sujeta.
Y ahora creo que no me volveré a enamorar de nadie más;
porque hasta en otros ojos te he de encontrar;
te quiero a morir. Este es mi miedo, mi legado, mi forma de decir las cosas.
Tú eres mi poema.
