Capítulo 1. Larga muerte al rey

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Inglaterra, dos años después de la segunda visita a Narnia de los Pevensie.

Nuestra historia comienza en un bar cerca de un puerto, con los rayos del sol iluminando las aguas del mar, y con un muchacho de cabellos güeros oscuros, cuyo destino estaba escrito más allá de las viajas cartas con las que apostaba su dinero.

—Bueno señores, ¡fue un placer jugar con ustedes! —exclamó el chico mientras se ponía de pie.

El chico se inclinó sobre la vieja mesa de madera redonda y con las palmas de las manos jaló su nuevo botín. Cuando empezó a meter las ganancias en las viejas bolsas de su pantalón, el sujeto de barbas negras de enfrente sacó un cuchillo y lo clavó con suma fuerza sobre las cartas del joven ganador.

—Hiciste trampa—las palabras del viejo salieron de su boca con rastros de saliva y odio—. Deja el dinero—le ordenó sin dejar de soltar la empuñadura del cuchillo.

El joven hizo como si no hubiese escuchado y continuó con el desfile del dinero a sus bolsillos. El hombre de barba negra alzó el cuchillo liberando a las cartas de su cárcel pero dejándolas con un agujero. El sujeto amenazó al muchacho apuntándole hacia la garganta, y otros cuatro hombres quienes eran los que acompañaban al sujeto hicieron lo mismo cada quien con su propio cuchillo.

—Caballeros—habló el muchacho alzando las manos y sonriendo rebeldemente—. No hay porque ponernos tan rudos.

—Devuelve el dinero—le seguía ordenando el sujeto.

—No. Yo me lo gané. Sé que te es difícil entender que alguien le ha ganado al cacahuate que nombras como tu cerebro pero admítelo, perdiste. ¡Es más!, repite después de mí. Yo per...

—Cierra la boca niño o te cortaré la lengua—le amenazó el hombre.

—¡Oh pero que es eso!—el muchacho señaló hacia la ventana de cristal y como era de esperarse el resto de los presentes giraron la vista entorno hacia la ventana—. ¡Es un león enorme!.

Por supuesto que no había ningún león, solo era una distracción. El muchacho tomó la mesa de una de las esquinas y la lanzó al frente para lograr tumbar a los viejos hombres. El sonido del cristal rompiéndose se hizo presente en el lugar.

De inmediato los hombres se levantaron y comenzaron a perseguir al supuesto ladrón. Lanzaron un cuchillo contra el muchacho pero este lo esquivó poniendo su boina como escudo. La gente dentro del bar empezó a gritar mientras que los hombres de barba buscaban entre el tumulto de gente al joven ladrón.

El muchacho siguió corriendo, sin detenerse un solo segundo. El ladrón ya había huido numerosas veces de cientos de apostadores, borrachos, mafiosos e incluso hasta de asesinos pero aun así siempre lo difícil no era robar sino el como escapar.

No sabía a donde huir o en donde esconderse, en eso, un sonido le hizo saber que era su única salvación.

El sonido del silbato del barco invitaba a sus últimos pasajeros a subir a bordo. El muchacho se introdujo entre las multitudes de gente de la tercera clase, quienes despedían a sus familiares. Debía de entrar en ese barco sin importar que destino tuviese, sin importar a donde le llevase, pero jamás imaginó a que lugar iría a parar o mejor dicho, a que aventura iba a estar por vivir.

No se preocupaba por partir, pues en esas tierras inglesas no había nada o nadie que lo detuviese. Era una buena forma para empezar de nuevo.

Cuando llegó por fin hasta la entrada observó a un oficial que montaba guardia. Los hombres a los que le había robado se acercaban prontamente hacia él. Debía de entrar ya, o serían capaces de asesinarlo.

𝑵𝑨𝑹𝑵𝑰𝑨: 𝑳𝒂 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒅𝒂 𝑫𝒆 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍✰︎ೃ °➫𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂Where stories live. Discover now