Capítulo 12. El hijo del antiguo enemigo

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Una vez más los bosques se tiñeron de oscuridad, los cuatro muchachos y los reyes de Narnia estaban acurrucados alrededor de una fogata sumergidos en sueños, menos el rey Caspian, quien giraba en el suelo y otras veces se aferraba a los extremos de la capa que cumplía con la función de cobija, sus ojos deseaban abrirse y poder dejar de soñar, pero cada vez parecían cerrarse más.

Siguió el resto de la noche así, hasta que por fin logró despertar, el sol había salido ya, la frente le sudaba a litros y la piel estaba fría, como si hubiese estado en la barca que da al infierno. De nuevo lo que parecían ser sueños, lo estaban afectando, ninguna pesadilla se repetía pero si eran tan impactantes como para que jamás las olvidase.

TRAICIONES. Era la única palabra que navegaba en la alborotada marea de su mente.

El amanecer y la neblina acompañaron a los nervios de Caspian por regresar a Beruna, había partido con la misión de encontrar información acerca de los seguidores de Astan, pero jamás esperó hallar más de lo que hubiese imaginado, y peor aún, que le hacía desear jamás haber conocido. ¿Cómo afectaría la profecía a su reinado?.

Era cierto , Caspian no había demostrado ser aquel rey que un día prometió ser, al monarca le gustaba pensar que no era a causa de él sino a causa de los demás, los cuales aún no le habían dado la oportunidad, a lo menos Narnia no había generado guerra alguna durante su reciente reinado.

La guerra vendría después...

Peter en cambio ansiaba la guerra y la sed del volver a sentir aquel título que tanto se le negaba pronunciar en la tierra, deseaba poder conservar aquella corona cuanto más tiempo pudiera.

Susan se puso el carcaj de flechas en la espalda y tomó el arco, no sabía que esperar, la profecía le caía como una montaña de libros sobre la cabeza, su mente le dictaba que de todos sus hermanos, ella era la que menos tenía facultades para convertirse en la elegida por la espada, pero en el fondo sabía bien lo inteligente, independiente y fuerte que podía llegar a ser, una chispa de esperanza y ambición comenzaba a estallar dentro de ella.

—Dylan—le llamó Kaya, quien estaba ligeramente separada del grupo, oculta entre los árboles del bosque.

El nombrado giró hacia los lados para encontrar el punto de partida de la voz, cuando la halló, Kaya le hizo un movimiento con las manos indicándole que se acercara, a lo cual Dylan obedeció.

—¿Qué sucede?.

—He estado pensando que es mejor que en cuanto lleguemos a Beruna nos alejemos de ellos, podemos pedir morada en alguna de las casas del reino...—Kaya prestaba signos de ansiedad y nerviosismo.

Cuando Dylan le tomó las suaves manos, notó enseguida que sus uñas estaban mordidas y sus muñecas presentaban rasguños hechos con sus propias manos, como si le hubiese dado un ataque de comezón.

—Kaya. Tranquilízate. Todo va a salir bien, ¿de acuerdo?.

—¡Lo sé!. Es sólo... Sólo que...—sus ojos verdosos se tornaban tan cristalinos que parecían querer quebrarse y romper en mil pedazos—. ¡Tengo miedo!. No sé si pueda...

—Somos parte de esto ahora—determinó Dylan.

—Pero... ¡Tal vez no somos nosotros!. Tal vez...

—¿Le tienes miedo a la muerte?—le interrumpió Dylan, Kaya se llevó las manos a la cabeza y tiró ligeramente de sus cabellos marrones—. ¿Es eso a lo que le temes?.

𝑵𝑨𝑹𝑵𝑰𝑨: 𝑳𝒂 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒅𝒂 𝑫𝒆 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍✰︎ೃ °➫𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂Where stories live. Discover now