Capítulo 25. La Bendición de Astan

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Una mañana soleada llegó ese día a Narnia, ojalá todo hubiera sido tan bello como los rayos del sol de aquella mañana.

Desgraciadamente el mundo de Narnia era aún más nublado que el corazón del más grande villano.

Dylan levantó de nuevo la espada. Con ánimos y sin pereza volvió a retar a Thomas con a duelo. Los chicos llevaban entrenando toda la mañana en el gimnasio al aire libre del castillo. Todos parecían tener algún resultado de mejora, con la dedicación y entrega llegarían a ser grandes guerreros.

Edmund y Lucy supervisaban cada uno de sus movimientos, dándoles consejos y animándolos a seguir, todo transcurría como un día más de entrenamiento pero pronto cambiaría.

El rey de Narnia llegó con la sonrisa en alto y dando grandes zancadas como si fuera el conquistador de toda una montaña. ¿A qué se debía su buen humor?. En esos tiempos ver a alguien sonreír era tan extraño como ver a una especie en peligro de extinción.

—¿Qué?—preguntó Caspian a los demás en cuanto sintió todas las miradas puestas en él—. ¿No preguntarán porqué eh llegado tan feliz?—alzó las manos para recalcar su interrogación.

Seguramente si hubiese estado el sumo monarca presente, le habría interrogado, ya que la ansiedad por saber el destino de Narnia lo consumía por dentro, pero como ninguno de los presentes deseaba soportar la presencia del rey de Narnia, ninguno contestó, Lucy se limitó a cerrar fuertemente la mandíbula, Edmund a fruncir el ceño y los hijos de Astan a continuar con su entrenamiento.

—Bueno. Estoy feliz porque más de la mitad de la población de varones del reino se presentó al campamento en los jardines de Beruna—sonrió Caspian complacido, como si todo fuera marchando conforme a su plan—. Les dije que resultaría.

Hubo un silencio desinteresado, un silencio en el que muchas voces gritaban por dentro de sus cuerpos. Cada uno de los presentes, y posiblemente todo el reino de Narnia tenía un buen motivo para reclamarle algo al rey Caspian.

—Porque los amenazaste—susurró Alison sin poder evitarlo y lanzó otra daga hacia la diana.

De inmediato todos voltearon a mirarle incluido Caspian, pero la chica siguió con su entrenamiento como si no se hubiese dado cuenta de haber dicho sus palabras o tal vez ignorando el hecho de que era un golpe más para Caspian. ¿Acaso en el fondo de su ser Alison realmente deseaba retar al rey de Narnia o sólo era un pensamiento y nada más?.

—¿Qué—hizo una pausa Caspian para tratar de calmarse—, dijiste?.

Alison detuvo sus acciones, sin mirar a nadie, estaba ahí, mirando las raíces de aquel viejo roble, respiró hondo, ese momento era uno de esos momentos en donde una acción puede desencadenar todo un efecto crucial.

Caspian caminó hasta su lado pero ella seguía con la cabeza agachada tratando de calmar su ira. No pudo evitar recordar a todas aquellas personas y criaturas, amontonándose, empujándose y gritando, reclamando justicia para su nación, la justicia que su rey no les daba. Un respiro más y parecía haber terminado su acto rebelde pero fue cuando recordó el llanto de la mujer cuyo marido fue apresado por orden del rey, ella no podía creer que el único pecado de ese hombre era creer en Astan, eso era una libertad, la creencia debía de de ser una libertad, no podía obligar a nadie en creer solamente lo que él dictaba.

Pero el rey Caspian era así, quería que te creyeses todas sus palabras. Fue entonces cuando Alison recordó...

<<El entrenar más que los otros no te ayudará y menos si no comes. Además te eh visto durante todo tu entrenamiento>>

𝑵𝑨𝑹𝑵𝑰𝑨: 𝑳𝒂 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒅𝒂 𝑫𝒆 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍✰︎ೃ °➫𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂Where stories live. Discover now