Capítulo 38. Muerte a la media noche

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Alison permanecía ahí, perdida entre el sonido y la vista, por primera vez en mucho tiempo la noche había caído pacíficamente en los reinos de Narnia. La joven muchacha abrió la ventana y claramente podía sentir que el aire estaba más ligero, el horizonte se pintaba de blanco y no de rojo, la esperanza se hacía presente en el pueblo de Narnia.

—Eso fue...—era el rey Edmund con una sonrisa en el rostro—. Sorprendente.

Edmund dejó atrás las sonrisas en cuanto sintió la mirada de Alison. Era muy hermosa, no necesitaba ser reina de nada, la verdadera belleza de una reina no está en la corona o en su vestido sino en su corazón y alma.

El rey de antaño se acercó a ella a paso lento, como si no quisiera que se diera cuenta, fue tan lento pero preciso que no se dio cuenta de cuando ya la tenía acorralada entre la ventana y él.

—Gracias—sonrió Alison débilmente, pues la sensación de tener al rey Edmund tan cerca le producía un cambio, no sólo en sus pulsaciones y respiraciones sino en todos sus sistemas—. Estaba nerviosa.

—No se notaba—al joven rey la respiración se le hacía añicos cuando con su mano derecha recorrió el pelo de la joven Alison, desde la cabeza hasta las puntas, era una sensación de placer que nunca antes había experimentado.

Alison tragó saliva de golpe y sus ojos no podían dejar de seguir las manos del rey, jamás había sentido antes aquella necesidad de querer tener a alguien tan cerca.

—Dudo mucho que estuvieras tan nerviosa. Como yo lo estoy justo ahora—Edmund se armó de valentía para poder posar su mano justo por debajo de la barbilla de la muchacha, y lentamente ir subiéndola con mucha delicadeza pero a la vez con deseo, en busca de un beso.

Alison cerró los ojos y se dejó llevar por el momento, Edmund decidió que era tiempo de dar el segundo paso antes de besarla, aferrando así la mano que le quedaba libre a la cintura de la chica y de un solo movimiento atrayéndola hacia él, dejando atrás la existencia de cualquier espacio posible.

El rey Edmund bajó lentamente su rostro alineando sus labios con los de ella, estaba deseoso y decidido a probar el sabor de estos...

—¿Interrumpo algo?—a la pregunta la acompañó el sonido del tocar de la puerta de la habitación. Era Lord Neville.

Alison abrió los ojos de inmediato, y toda esperanza de continuar con aquel momento íntimo para el muchacho se hizo polvo, pues la joven de inmediato se acomodó el vestido y se encaminó como si nada hubiese pasado rumbo a la puerta de la habitación para recibir al Lord.

Edmund permaneció parado por unos minutos, no sabía cómo actuar, pero no pudo evitar pensar en lo que hubiera pasado o en lo que hubiera terminado si la hubiera besado, tales pensamientos lo obligaron a desear golpear algo, pero tuvo que controlar su furia por lo que sólo se llevó las manos a la cabeza para revolver su cabello en un acto de ansiedad.

—Lord Neville—le saludó Alison con un movimiento de cabeza—. ¿A qué debo su visita?. 

Neville abrió la boca y levantó su dedo índice indicando que comenzaría a hablar cuando de pronto Edmund salió desde el fondo de la habitación.

—¡Vaya!—se sorprendió Neville al ver que ambos muchachos se encontraban en la misma alcoba, pero al sentir la molestia de los muchachos prefirió fingir que aquella situación no le causaba curiosidad—. Me alegra verlos reunidos, debo de hablar con ustedes.

𝑵𝑨𝑹𝑵𝑰𝑨: 𝑳𝒂 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒅𝒂 𝑫𝒆 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍✰︎ೃ °➫𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂Where stories live. Discover now