Una oportunidad.

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              Una oportunidad.

¿Rojo? O ¿Verde? Cuál de los dos vestidos me pongo,el rojo es muy sencillo y el verde muy escotado.

Llevo media hora intentando decidirme cual de los dos vestidos ponerme y falta menos de 15 minutos para las 6, Santiago vendrá pronto y necesito darme prisa, lo reconfortable esque ya estoy peinada  solo falta colocarme el vestido y listo.

Me costo mucho trabajo convencer a mi madre su argumento de "Sales demasiado" fue muy aburrido, pero por suerte me dejo finalmente, odiaba mentirle pero por alguna extraña razón no quería perderme esta nueva fase de Santiago,y a ¿Quién quiero engañar? Muero por salir con él.

Me decido finalmente por el rojo y voy ya lista a la cocina por un poco de agua para relajar mis nervios.

Mi madre no está en casa así que solo le avisó que ya voy de salida por un mensaje de texto.
Mi Celular vibra anunciandome dos nuevos mensajes.

Santiago.
Estoy afuera ¿Quieres que toque la puerta?.

Me quedo parada, me doy una mirada al espejo que esta en mi cocina, y reviso él mensaje de mi madre con una advertencia «Antes que yo llegue, ya debes estar en casa si no quieres tener problemas Nathalia».

Salgo de la casa y veo el carro estacionado y me acerco un poco nerviosa, hace un año no me imaginaba saliendo con él de ésta manera.

Lo veo de espaldas con su celular en mano y me quedo quieta observandolo, lleva una camisa negra con unos pantalones blancos un poco pegados, junto con unos zapatos a juego con la camisa, a tan sólo unos pasos del él y puedo oler él delicioso perfume fresco que utiliza,siento que la baba se me cae y alejo los pensamientos que se avecinan en mi cabeza y camino.

Se gira y me mira sorprendido.

—Nathalia...— Se acerca a mi con una sonrisa aún sorprendido.—Te queda muy bien eso.

Siento mis mejillas calentarse y le sonrió.—Gracias usted tambien se ve bastante bien.

Solo me sonríe coqueto y nos metemos al auto, por supuesto me abre la puerta y siento que me va dar algo,en el camino toda marcha de maravilla me platica sobre lo que hacía en las vacaciones cuando niño, no se a dónde me lleva pero sin embargo ya no me preucupa del todo,siento como si fueramos otras personas como si apenas nos conocieramos, la sensación que siento cuando estoy con él es como si nada importara, como si en el mundo solo estuvieramos él y yo.

—Esto te va encantar.—dice dandome un emujoncito en la cintura para que entre al restaurante, ignoro la electricidad que recorre mi cuerpo ante el tacto de su mano y me quedo asombrada ante lo bello que me resulta el lugar,las mesas tienen manteles finos y hay algunas lamparas con la luz tenue, el espacio es cafe y sobre el marmol se escuchan mis pequeños tacones con el paso.

Nos encaminamos a la mesa y nos sentamos, intento no parecer asombrada pero es él restaurante más hermoso que he visto, y pienso que costoso debe ser.

—¿Te gusta?. —Me pregunta curioso.

—No.—frunce su ceño y yo sonrió Me encanta.—me regresa la sonrrisa aliviado.

— ¿Me dejarias ordenar por ti?—Asiento facinada.

Ordena al mesero un chico de baja estatura pero muy agradable, mientras llega la orden el se queda callado y yo empiezo a preucuparme por su silencio,solo esta callado mirandome, siento que me esta comiendo con la mente.

No cruzes mi límite ©Where stories live. Discover now