Capítulo dos.

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—El elemento vital existe antes de que todo en el Universo fuese creado, es la esencia misma de la creación, formulada por el mismo Padre. Cuando él vio acabada su tarea creó a cinco centinelas para resguardar este inigualable poder. Ellos, los centinelas, son seres de incomparable fuerza y capacidad. Durante milenios los cinco protegieron el elemento, pero hace poco más de dos milenios, Ciclio, uno de ellos, decidió abandonar al resto e irse de la constelación de Virgo a una constante peregrinación sin sentido por el resto del Universo.«El Padre lo dejó marcharse y creó para ocupar su lugar a otro centinela. Pues bien, hace unos meses llegó a oídos del Creador una devastadora noticia. Los cinco centinelas habian sido atacados y el único sobreviviente, Jayán, señaló a Ciclio como el responsable de esa matanza... y también del robo de la poderosa materia primaria
«Pilly, Hariel. El elemento tiene la capacidad de manipular lo creado si sabe utilizarse bien, y sino, podría simplemente devastarlo todo, pulverizarlo, acabar con la creación misma. Nos informaron que Ciclio se encuentra en Saturno, buscando a un Conocedor ¿los recuerdan?Después de esa última pregunta Uriel hizo una pausa en su larga explicación.
—Si, se sentaban en el comienzo de las cosas alrededor del Padre—le contestó Hariel esbozando una media sonrisa—Luego él los envió a distintas galaxias porque quería que se instruyeran sobre el sentir y vivir de todas las criaturas en ellas, para poder tener una mejor conocimiento en como regirlos... aunque sus preferidos siempre han sido los humanos.
—Si, siempre lo han sido—sonrió también el arcángel—Nuestra comisión sería, como dije antes, de reconocimiento y observación, no de enfrentamiento. Ciclio es un ser que nos supera ampliamente en fuerza, poder y conocimiento. Solo debemos recabar datos y luego entregarle estos al Padre. Solo eso.
—¿Por qué nosotros entre tantos ángeles?—le preguntó Pilly, porque esa era otra de las dudas que rondaban su mente.Uriel suspiró e hizo un atractivo gesto con su boca, antes de responder.
—Digamos que los métodos de Hariel en este caso nos son muy necesarios. Y que estos aunados a mi erudición en el asunto y a tus destrezas, Pilly, conforman una optima fusión de talentos. Aparte tendremos la colaboración de Jayán, el centinela sobreviviente.
Entonces, ¿ cuál es su respuesta?

Sus ojos admiraban la viril figura de Hariel que se desvestía para acostarse.
—¿Qué le diremos?—inquirió Pilly mientras lo veía acercarse adonde ella estaba.Hariel suspiró y se sentó a su lado antes de contestarle.
—No lo sé, Pilly, es tentador pero también arriesgado. Ya te vi morir una vez y eso para mi fue demasiado.Ella lo vio tensarse y bajar la mirada, como hacia cada vez que recordaba aquel día.—Lo sé, amor, pero esa fue una circunstancia atípica e incontrolable. Soy fuerte, fui hecha para la batalla, no para hornear galletas y compartir chismes—le dijo tomando su mano.
Él vio su acercamiento y llevó una de sus manos a sus labios, en un pequeño pero significativo beso.
—Te amo Pilly, no podría perdonarme si algo malo te sucediera. No puedo vivir sin ti, eres la razón de mi existencia—le dijo posando sus ojos en los suyos.
—Y tú de la mía, pero este amor debería hacernos más fuertes y arriesgados, no temerosos y vacilantes. Nos tenemos el uno al otro para defendernos y cuidarnos. Vamos Hariel, di que si... ¿no quieres vivir para siempre a mi lado?Hariel se acercó a su rostro y a centímetros de su boca le dio la respuesta.
—Un día es como mil con la persona correcta. No anhelo la eternidad, solo deseó que estés en cada uno de los días que me restan.Y luego la besó, acallando sus argumentos, dejando que sus labios le compartieran sus sentimientos. Un beso de fuego, eso nunca cambiaría, no importaba la naturaleza que él tuviera, fuego: eso era, una hoguera encendida, una llama perpetua, el que podía consumir con un roce de sus labios todas sus ansiedades y miedos. Al beso le siguieron otros más. Otros que descendieron por su cuello y luego atrevidos bajaron por su escote, que conquistaron su vientre y se perdieron osados en la zona más femenina de su cuerpo, para luego darle paso a su dominio total sobre ella, en esa fusión perfecta que eran los dos desde el principio de los tiempos.
El sol recién comenzaba a salir cuando Pilly escuchó un golpe suave en la puerta de su habitación.
—Pasa—respondió al toque de quien sabia, venía en busca de una respuesta.—Lo siento—se disculpó Uriel al abrir despacio—No es ansiedad, es solo que el tiempo no esta de nuestro lado, ¿decidieron algo?
Pilly lo miró con una expresión resignada, creyendo que sin palabras concluyentes Hariel ya le había dado su contestación.
—Uriel, lo siento pero...—comenzaba a decir cuando una voz profunda a su lado se le adelantó.
—Lo haremos. Aceptamos—anunció Hariel con seguridad.
—Muy bien, los esperaré abajo. Les agradezco mucho, decidieron bien—dijo Uriel y volviendo a cerrar se retiró de su cuarto.
Cuando él se fue Pilly miró algo extrañada a su esposo.
—Creí que no deseabas la eternidad, que un día podían ser mil años—le dijo con una pequeña sonrisa.
—Así es, pero no soy muy bueno con los números, ¿cuánto es mil multiplicado eternamente? Porque eso y más quiero contigo.

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