Capitulo dieciséis.

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Les dejo dos capitulos.Gracias por leer.Cariños



Una alta y delgada figura incursionaba por los oscuros pasillos del Palacio de Erasmos,Dios y rey de los Voraces.Caminaba a paso ligero,observando a cada momento a su alrededor.

Al silencio,lo acompañaba en la noche Uraniana,la desaparición total de los habitantes de la majestuosa estructura,por alguna razón en la cual él no quería indagar.

Pensó una vez más en las motivos que lo llevaban a aventurarse tan arriesgadamente por ese lugar,y esto le trajo un recuerdo en el cual no se quiso perder,pero no pudo evitar hacerlo,ya sea para dar más sentido a sus actos,o para que otra cosa que la ansiedad que sentía llenará sus pensamientos.

Luzbell,y Hariel discutían un tanto acaloradamente.El Caído de alas negras le reclamaba su intervención con la pareja de barro que el Padre había creado.

-¿Porque tuviste que entrometerte?...¿Que obtuviste con esa estúpida intromisión más que la ira del Padre?-le decía este exaltado.

-Venganza...Eso obtuve...¿Acaso no lo ves Hariel?...El los puso sobre nosotros,les dio libre albedrío,creo esta tierra para que fueran amos y señores de ella...¿Cuando recibimos algo así nosotros?...¿Cuando obtuvimos algo más que ordenes,y limitaciones?-le respondio su Lider elevando igual que el otro su voz-.

Hariel suspiro y negó con la cabeza antes de volver a dirigirse al otro Caído.

-No debiste susurrarle tus mentiras a la mujer...Ella te acuso...Todos la oímos¿Crees que el se quedará de brazos cruzados ante tal acto de rebeldía?¿Que el hecho de que destruyeras los planes que tenía para su nueva creación pasara inadvertido?...Luzbell,a veces creo que tu odio y tu ira te ciegan, y en esa ceguera nos arrastras a todos-.

Aun resoplando de enojo,Luzbell empezaba una nueva justificación para sus actos cuando una luz cegadora que venía del cielo acalló de su boca toda oración.

Todos los Caídos expulsados en la tierra se cubrieron los ojos ante el resplandor en el cual en solo unos segundos, se vislumbro a los causantes.

En toda la gloria del Padre,cientos de huestes descendían de los Cielos,comandadas por los cinco Arcángeles restantes.Estos no pisaron la tierra,solo se acercaron a ellos,aun manteniéndose en el aire.

Miguel,el que comandaba los Cielos,los observó seriamente antes de hablarles.

-Luzbell...Te interpusiste entre la mujer y la orden del Padre,llenando sus pensamientos con tus contaminadas mentiras.Causaste que la muerte entrara a su linaje,y que perdieran su inocencia y su lugar en el Jardín que su creador formó para que se regocijarán-.

El aludido se acercó a ellos con el rostro altivo, y con esa misma soberbia salieron sus palabras.

-¿Arruine sus planes?...¿Les traje la muerte y el exilio?...Pues,me alegro,y mucho.Esa raza inmunda e inferior no merecía tal trato,y tu Padre tampoco el regocijo de verlos florecer...Y yo no mentí Miguel...El fruto abrió sus ojos y los hizo conocer el bien y el mal...Son como el ahora,tal cual le dije a Eva-.

-¡Nadie es como Él!-bramó Miguel,haciendo con el sonido de su voz romper las olas y enfurecer estrepitosamente los mares-El Padre es el dador de la vida,el creador de todas las cosas...¿Como te atreves a blasfemar de tal manera?-.

-Me atrevo porque quiero,y porque soy libre para hacerlo...No como tú...Un esclavo de sus deseos y decisiones...Una marioneta ridícula en sus manos...No vengas conmigo y con los míos con tu estúpida postura de santo,porque no lo eres...Y yo soy un testigo directo¿O acaso no lo recuerdas?...¿Acaso besar tanto sus pies te trajo amnesia?-.

Mercenarios.Where stories live. Discover now