Capítulo 40

78 11 6
                                    

Narra el narrador

Se hizo la noche cuando se secaron los ojos de la desolada Natsuki.

Tuvieron que explicarle suavemente todo lo que había ocurrido y la situación en que nos encontrábamos ahora.

La pobre chica, que se reponía poco a poco de las bofetadas que le estaban dando al contarle la cruda realidad, no pudo soportar el tajante golpe final: los recuerdos más oscuros y brutalmente obscenos habían brotado del rincón más salvaguardado y protegido de su cerebro, donde normalmente se borran y eliminan en lugar de renacer tan agriamente de sus cenizas.

Ronzono.

Un cuarto oscuro.

Horror.

Narra Natsuki

Me seco las lágrimas de hace unos instantes. Creo que estoy mejor...

¿Qué es esto? Me vuelvo a notar rara...

Skie y Xemara me están contando unas barbaridades a las que dejo de prestar atención porque unas imágenes aterradoras cruzan mi mente a la velocidad del rayo.

Qué... Qué ha sido eso... Qué he hecho...

Riccardo...

Mis ojos parece que se van a salir de sus órbitas, y lágrimas cargadas de remordimientos me vuelven a salir, aunque pensaba que ya lo había soltado todo...

No... No puede ser...

No...

Las voces se detienen unos instantes. Escucho un tono interrogativo, pero el quid de la pregunta ya no logro entenderlo...

Zumban. Esos recuerdos resuenan dentro de mí. No me dejan.

Me llevo las manos a la cabeza, agarro el pelo y tiro con fuerza de él para deshacerme de esta penitencia.

El dolor me castiga con un grito ahogado.

Narra Xemara

Yo: ¿Oye, Natsuki, estás bien?

Sigue arrodillada en la cama. Estas verdades que le estamos contando seguro que no le están sentando muy bien ahora.

Yo: Skie, creo que deberíamos dejarlo para luego...

Skie: Sí...

Pero entonces, vemos que Natsuki empieza a arrancarse el pelo de la cabeza.

Xemara: ¡Natsuki, ¿qué haces?!

Pero no responde y sus aullidos de dolor rompen la quietud del aire.

No queda otra. Le digo a Skie que la sujete, corro al baño, cojo los tranquilizantes que mi padre tenía que ponerle a mi abuela cuando sufría de esquizofrenia y se los inyecto a mi amiga cuando regreso a la habitación.

Riccardo y Arion llegan recién despertados junto a Fei y Hamy, que escucharon los arrebatos de Natsuki.

Riccardo se acerca acelerado:
-¿¡Qué le ha pasado!? ¡¡Natsuki!!

Pero el sopor de los somníferos permiten que se duerma en brazos de Skie.

Hamy: Creo que deberíamos llevarla al hospital...

Arion: Debemos hacerlos.

Riccardo: ¡Al hospital? ¡No! ¡Yo la cuidaré!

Le paso una mano por el hombro.

Yo: Riccardo, es lo mejor...

Él me aparta bruscamente y se va de la casa. Da un portazo.
Suspiro.

Me suena una notificación al móvil. Es del Whatsapp.
Los presentes me miran en busca de una respuesta.

Yo: Es Fer. Pregunta qué tal le va a Natsuki. ¿Qué le digo?

Fei: La verdad.

Skie: Sí, esas cosas no se esconden.

Arion se aproxima a ella y le pasa un brazo por los hombros.

Arion: Claro que no, Skie. Bien dicho.

Skie se apoya en su pecho y sonrie. Ah, qué bonito es el amor...

Pero Fei me devuelve a la realidad:
-Xemara, al final, ¿qué le vas a poner?

Yo: Pues... Que le dio un ataque de ansiedad y tuvo que ir al hospital.

Hamy: Vale.

Narra Megan

Estoy yendo a recoger a la Katy de su entreno vespertino.
Son las 22:30 h. Supuestamente entra a las 18:45 h. Yo no sé cómo aguanta tanto tiempo ahí...

Me siento en un banco de fuera de la piscina. Mientras tanto, pasan, no me lo puedo creer, Bailong y Víctor, ¡juntos!

¡Joder!

Corro toda escopetada a esconderme, pero me ven antes de que pueda poner en marcha mi plan de escape y se acercan a hablarme.

Víctor: ¿Qué tal, Megan?

Bailong: ¡Buenas noches, Megan!

Joder, mira que son tontos. El uno, no me da un puto beso; y el otro, me saluda como a los idiotas con ese tonito.

Yo: Es que, Dios, tengo que hacerlo siempre todo yo.

Cojo, me levanto, beso a Víctor, le lanzo un "¡Qué pasa, tío!" a Bailong y me vibra el móbil.

Narra Bailong

No me lo puedo creer. No. No puede ser...

Megan acaba de besar a Víctor...
No puedo evitar lanzarle una efímera mirada asesina.
Gracias a Dios, no se percata, pero no sé por qué, esta vez quería que me hubiese visto.

Intento disimular.

Yo: ¿Y qué haces aquí, Megan?

Katy: ¡Holaa~!

Megan: Esperando a esta señora.

Katy: ¡Oye! Que solo tengo 14 años.

Se pone de morritos.

Megan: Joder con la abuela.

Katy: ¡Jaja! ¡Mira que eres mala! - Dice entre carcajadas.

Megan: Por cierto, gente. Me ha mandado Fermina un mensaje hace unos minutos y me dijo que acaban de ingresar a Natsuki por una especie de ataque de histeria.

Katy: Pobre... No sale de un disgusto para entrar en otro...

Estoy confuso. Será algún familiar o algo. Pero ahora me he quedado con la intriga.

Yo: Esto... ¿Quién es Natsuki?

Víctor: Verás, es una jugadora del equipo. Pero el Sector L la secuestró y la tuvo retenida todo este tiempo, además, supuestamente la controlaron con una especie de control mental, así que no era consciente de sus actos.
Ayer por la noche la rescataro, y estuvo descansando hasta lo que le pasó hoy.

Pobre chica. ¿Por qué la querrían?

Narra Riccardo

Pensaba que había conseguido superar esta preocupación extrema por Natsuki...

Snif, snif.

Pero parece que no...

La luna creciente baña mi cuarto en una luz mística que resalta las lágrimas que no puedo contener.

¿Por qué?

¿¡POR QUÉ!?

Amor de amores (?)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum