Capítulo 62

37 2 0
                                    

Narra Riccardo

Ámbar sostiene en su mano una especie de gema, una piedra preciosa acorde con su color tanto de pelo y ojos, como de vestimenta.

La joya empieza a brillar. Debemos cerrar los ojos porque la luz que emana de ella es muy intensa. Cuando vuelvo a abrirlos, ella está aquí, tumbada en el suelo, como sumida en el sueño más profundo: Natsuki.

No puedo evitar acercarme a ella y caer de rodillas. Por fin..., por fin..., ahora sí... De mis ojos brotan pequeñas lagrimillas que caen sobre la tez de Natsuki, sobre sus mejillas rosadas.

Entrenador Sharp: Espero que esto suponga un punto y final a esta historia.

Ágata: Desde luego. No tenéis que temer. Esta execpción había de producirse tarde o temprano. Habéis tenido mucha suerte de ser vosotros.

Wonderbot: ¿Excepción?

Ámbar: Sí. Nosotros pertenecemos, como ya os he dicho, al Gran Árbol de la Existencia. No es algo que tengáis por qué entender, simplemente, figuraos una especie de entidad que sigue unas reglas muy estrictas a rajatabla. Sin embargo, existe una paradoja que rige el universo, algo inevitable, y es que toda regla tiene su excepción. Por lo tanto, cada determinado periodo de tiempo, el sistema regidor debe desprender algún suspiro que permita su correcto funcionamiento, algo así como "respirar aire fresco". Es entonces cuando se producen las excepciones, y se perdonan. Como consecuencia, resulta indiferente si pueden ser o no paradojas en sí mismas, aunque sean errores. De eso se encargan los departamentos del Tiempo, una de las ramas principales del Gran Árbol. Ellos son los que adaptan la existencia de estos fallos minúsculos a la Historia. Supongo que os estoy mareando un poco, no pasa nada. Con esto, y resumo, lo que pretendo decir es que ya no corre ningún riesgo de desaparición o cualquier otra circunstancia adversa.

Me alegra mucho oír eso. No podía imaginar un final mejor para esto. No podía, no. Intento secar mis lágrimas.

Ámbar: ¡Ah! ¡Sí, se me olvidaba algo muy importante!

Me mira con una cara muy seria. No alcanzo a articular ninguna palabra.

Ámbar: Ahora mismo, Natsuki ha llegado desde una especie de almacenes, de una cápsula en la que iba a ser corregida. El proceso estaba a punto de iniciarse, por eso dispusimos hoy el partido, para daros la oportunidad de recuperarla a tiempo. Con todo, si bien su condición física todavía no había sufrido cambias, la psicológica sí. ¿Qué quiere decir esto? Que sus recuerdos y pensamiento empezaban a desvanecerse. Ahora se debería de estar recuperando, pero es indispensable que no se despierte, ni que la despierten, en unos días. Ella sola abrirá los ojos en cuanto todo en su mente vuelva a estar en su sitio. ¿Está claro?

Yo: S-sí.

Esmeralda: Tío, tómatelo en serio, que puede palmarla si no, je, je.

Megan: ¡Joder!

Ágata: Bueno, bueno, pero no os alarméis. Es difícil despertarla en este momento, no os penséis. Por hablar o gritar no se despertará, solo evitad movimientos bruscos de su cuerpo. Dos o tres días bastarán.

Ámbar: Pues nada, nos retiramos. Un placer haberos conicido. No creo que volvamos a vernos, así está dictaminado, así que, ¡hasta siempre!

Esmeralda: Jo, jo, adiós, tíos, al final hasta se os quiso y to'.

Ámbar: ¡Ni en una despedida como esta puedes hablar bien!

Esmeralda: Hey, hey, tío, tranqui, men, no te pongas atontao', je, je.

Ámbar: De verdad que eres desquiciante...

Ágata: Ya está bien, venga. No nos demoremos más.

Ámbar y Esmeralda: Sí, jefa.

Citrino: Je, quien manda, manda.

Iolita: Ahá, sí, si es aue a veces parecen niños...

Ónix: Ja..., ja..., ja...

Yo: O-oye... Pero..., una pregunta, antes de que os vayáis... ¿Por qué...? ¿Por qué habéis hecho esto?

Ágata: Ha sido todo obra de Ámbar, pregúntaselo a él.

Todos miramos al joven de los tonos amarillos.

Ámbar: ¿Qué? Bueno... Qué más da... ¿Es que uno no puede tomar decisiones bondadosas de vez en cuando? No es que me hayáis caído bien o algo... No, no, es que sois gente muy curiosa, sí... Sí, eso.

Megan: Ahá. Sí, y yo me llamo Gertrudis.

Todos nos echamos a reír.

Tras despedirnos de todo, cada uno de los jóvenes saca una gema de su respectivo color y las hacen brillar. La luz genera un arco iris cegador que provoca el efecto de siempre. Al abrir los ojos, pequeñas reminiscencias de color flotan en el aire. Pequeños destellos azules, rojos, amarillos, verdes, rosas, negros, naranjas, púrpuras, blancos... Es una estampa preciosa.

Se escuchan las cigarras. Sopla una brisa cálida de verano. El sol brilla en lo alto. Nadie dice nada. Natsuki está en mis brazos. Todos nos miramos. Sonreímos. Se ha acabado. Por fin, este sueño, este sueño de verano.

Amor de amores (?)Where stories live. Discover now