Capítulo 41

78 10 10
                                    

Narra Fermina

Nos reunimos todos para ir a visitar a Natsuki. Bueno, todos menos Riccardo. Nadie sabe qué ha sido de él desde que la ingresaron.

Delante de la puerta del hospital, nos paramos para decidir quién entrará primero. Si vamos todos juntos, puede ser muy agobiante.

Yo voy en el primer turno, junto a Katy, Megan, Jade y Rosie.

Nos dignamos a entrar. En el pasillo, justo detrás de la puerta, Skie y Xemara nos cuentan la situación con sus pormenores de todo lo que el médico les había dicho.

Abrimos. Ante nosotros, una joven chica vestida de blanco deslumbrante, en un cuarto albino con la máxima claridad posible. Parece un ángel castigado a conciencia por la mano divina debido a una irreversible traición.

Los ojos, clavados en la nada. Las manos, colgando fuera de la cama.

Jade es la que se atreve a romper el hielo.

Jade: Hola, Natsuki... ¿Cómo te encuentras...?

Pero la joven no responde. Nos acercamos a ella. Sí, es tal cual nos acababan de decir: había perdido el juicio.

Un espasmo le sacude el cuerpo y cierra los ojos.
Los vuelve a abrir y de su boca salen las palabras: "miedo" y "dolor".

Narra Katy

Natsuki repite "miedo" y "dolor".
Supuestamente, el trauma que pasó, y que fue confirmado tras el análisis médico que le hicieron nada más ingresar, provocó su pérdida del juicio.

Esta pobre Natsuki... Pensar en lo que tuvo que soportar me pone los pelos de punta.

No conseguimos hablar con ella. Pero que sepa que cuenta con todo nuestro apoyo.

Narra Riccardo

Esta sensación de profundo dolor en mi pecho... Que incluso me provoca asfixia... No sé que es, pero Natsuki es lo único que ocupa mi cabeza.

Su sufrimiento es el mío. Yo que creía que estaba preparado para enfrentarme a todo lo que se me viniera encima incluso si se trataba de Natsuki, pero veo que no.

Soy débil... Saber que fue... ¡Violada! ¡Es que no tiene otro nombre!

Es... Frustrante... No puedo asimilar ni consentir que la pobre haya tenido que pasar por ese martirio...

Maltratar su cuerpo de esa forma...
Ahora que lo pienso... El partido es mañana.

Ya no sé ni quienes pueden jugar ni quienes no. No he ido a verla al hospital. ¿Cómo estará?

Esto todo es mi culpa... No pude protegerla... Ni en el primer momento, ni ahora cuando llegó...

Soy un tonto, ¡un imbécil!

Empiezo a llorar y no me contengo. Lloro tan fuerte, hasta me cae una gotita de sangre.

¡Ay! Ahora ese ojo me empieza a doler...
Ay... Ah... Agg...

Se me nubla la vista. Cierro los ojos y cuando los vuelvo a abrir, noto algo extraño.

Noto que veo menos... No de menos calidad... Si no... ¡Dios, no! ¡No veo de un ojo!

Me lo toco y me duele. No puedo evitar soltar un grito.

Pero rápidamente me tapo la boca, no quiero que nadie me descubra aquí, en un rincón escondido del mirador de la ciudad.

Vuelvo a tocarlo. Vuelve a doler.

Pero...

Me gusta.

¿Me gusta? No sé.

Miro mi mano. Un poco manchada de sangre.

Miro mis muñecas... Las venas y los capilares...

A mi lado, una ramita rota parece lo suficientemente punzante como para cortar.

El dolor... ¿puede sustituir a la tristeza? ¿Puede?

Lo que puedo es probar...

¡AY!

Cuando estaba a punto de hacer sentir el aire fresco a lo que me rogaba salir de dentro, recibo una fuerte bofetada en toda la mejilla.

Alzo la vista y ante mi aparecen las siluetas de Megan, Katy y Xemara.

Yo: ¿¡Qué hacéis!? ¿¡Cómo sabíais que estaba aquí!?

Megan: ¿¡Pero tú eres gilipollas o qué!? ¿¡Qué cojones crees tú que ibas a hacer!?

Katy: Una amiga tuya supuso que estarías aquí.

Yo: ¡¡Pues me da igual!! ¡No me importa ya nada!

Katy: Megan, aguántalo.

¿¡Desde cuándo Megan sabe estas técnicas de artes marciales!?

Me hace una especia de llave inmobilizadora y es que ni un dedo puedo mover.

Xemara: Lo sentimos, es por tu bien.

Riccardo: ¿¡Por mi bien!? ¡¿Queréis soltarme?!

Katy: Vamos a decirte algo muy fuerte tratándose de ti, así que no queremos un suicidio ahora mismo.
Verás, Natsuki...

La han nombrado.

Yo: ¿¡Qué le ha pasado!?

Katy: No vayas por su mismo camino y tranquilízate. Ahora mismo necesita el apoyo de una persona especial, y esa eres tú.

Yo: ¿¡Qué dices!? ¿¡Que qué le ha sucedido!?

Xemara: No te andes con rodeos, Katy... Es mejor ser directo...

Katy: Perdió el juicio.

Yo: ¿¡QUÉÉÉÉÉ!? ¡AY!

Megan me vuelve a dar otro sopapo.

Katy: ¡Relájate! ¡Riccardo! ¿No te das cuenta de que eres el único que puede brindarle apoyo en estos momentos tan difíciles?

Xemara: ¿Crees que cortándote los brazos vas a lograr sentirte mejor?

Megan: ¡No seas idiota! ¡No puedes caer en su misma perdición, joder!

Ti-tienen razón... Yo... Qué estaba haciendo...

Chicas... Se me humedece el ojo que me queda... ¡El ojo!

Yo: Chicas... Yo...

Katy: Ah, sabemos que no ves de un ojo. Te estábamos viendo.

Snif, snif... Me alegro por esta vez de que sean tan chusmonas...

Xemara: Vamos al hospital, venga.

Megan: Y luego vas a ver a tu querida.

Katy: Megan, cárgalo y en marcha.

Megan: ¡A la orden, comandante!

Me coge como un saco de patatas en su espalda y ponen rumbo al hospital.

Narra Ronzono

Maldita sea, solo me quedan unas horas para recuperarla.
Bueno, no importa. Si ganamos mañana, la tomaremos en medio de la conmoción. Y el plan podrá seguir.

Amor de amores (?)Where stories live. Discover now