Capítulo 6

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Cuándo John dijo que teníamos que ser más precavidos, no estaba jugando; tanto así que ahora porta arma y le pidió a César que hiciera lo mismo, les pedí que no dijeran nada sobre lo que estaba ocurriendo, eso incluía a Martha, quién seguramente se asustaría y no quería crearle una preocupación innecesaria. No comprendo porque están tomándose tantas molestias, si lo que más quiero es que ellos vengan por mí.

Entreno por las noches lo que Theo me enseño, descubrí que tengo una pésima condición y que debo de ponerme en forma si quiero enfrentarme a ellos, porque no les dejaré las cosas fáciles, no de nuevo...

—¡Deténgase! ¡No puede pasar! —la puerta se abre de golpe y veo cómo Melanie cae al suelo

—¡¿No pensaba de qué dejaría las cosas así?! —grita enardecido.

Miro el rostro de dolor de Melanie "¿Cómo se atreve?" llena de rabia me levanto dispuesta a golpearlo, pero John entra poseído y sin verla venir; agarra al detective de las solapas de su saco y lo estrella contra la pared, me acerco a Melanie y la ayudo a ponerse de pie, pero al momento se queja de dolor, miro sus rodillas y lo coloradas que están.

—Ve a casa y descansa, si es necesario acude al médico, me haré cargo de los gastos y te daré licencia para faltar —su mirada de miedo viaja al detective

—Con su permiso —la veo irse con paso lento.

Fue muy valiente al intentar detener un hombre iracundo cómo el detective, cierra la puerta y escucho cómo forcejea con John, quién cuándo puede lo estrella de nuevo.

—Esta manera de entrar, fue una acción estúpida  —desabotono mi bléiser —La siguiente vez, por favor solicite una cita antes...

—No intente jugar conmigo, eh conocido perras iguales a usted —dice con dificultad

—Parece muy molesto, vuelva cuándo esté tranquilo —camino de regreso a mi asiento

—Necesita algo más que solo amedrentarme con sus matones —me detengo y volteo a verlo

—¿Matones? ahora entiendo —veo a John y lo jala.

Lo lleva a la silla frente al escritorio y con cara de dolor se queja al sentir el fuerte golpe de John contra su costilla; me quito el bléiser y me siento en la orilla del escritorio a un costado de él.

—Cuénteme más sobre los matones ¿Qué hicieron? o ¿Qué se llevaron? —se calla, pero su mirada encendida me ve con odio —¡Vamos hablé! hace unos momentos moría por escupirme sus amenazas —lo provoco 

—No importa cuánto me aceche o a cuántos mande, no le daré los papales —sonrío al ver que no a entendido que no fui yo

—No me sirven esos papeles, es trabajo suyo obtener la justicia que mi esposo merece —me levanto y camino hasta mi asiento —No mandé a nadie a su casa, no tengo el tiempo de hacer algo cómo eso y menos cuándo solo usted y yo, conocemos la existencia de esa evidencia —me siento y me observa detenidamente 

—Solo usted se beneficiaría con esos papeles... —se calla y sus ojos se abren de sorpresa

—Ya comprendió que solo yo me benefició, pero si la evidencia desaparece convenientemente perderé la única oportunidad que tengo de hacer pagar a los culpables —parpadea desconcertado —Comprendo su molestia, también recibí una visita inesperada —recojo mis cosas y las guardo en mi bolso

—¿Quién es? ¿Es el responsable? —intenta moverse pero John lo sostiene con fiereza 

—Eso no es de su incumbencia, así que si no tiene nada que decir, váyase —miro a John y de mala manera lo suelta

VENGANZA © (Segunda parte de AMOR).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora