Kakashi vs Mundo

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Miró por la ventana una última vez antes de volver a su trabajo. Miró sabiendo lo que iba a encontrar. Y sabiendo lo poco que le gustaría ver eso. Pero también era lo que él llamaba una bofetada de vuelta a la realidad.

A veces era necesario algo así. Todos somos capaces de soñar, lo que no está mal del todo, pero también debemos saber diferenciar entre los sueños y la realidad. Y cuando por alguna razón nos cuesta discernir dónde estamos, la bofetada es la que nos saca de nuestra ensoñación.

Dejó escapar un suspiro y se obligó a dejar de mirar por la ventana.

Igual de necesaria que la bofetada es no recrearse en el dolor de dicha bofetada. Uno puede y debe lamerse las heridas, pero no debe meter el dedo en ellas para hacerlas más y más grandes. Eso no sólo es absurdo, es destructivo.

Se sentó en su gran silla y dejó caer su cabeza contra el escritorio.

Kakashi era de los que hurgaba en sus heridas. No lo hacía con el sentido de autocompadecerse y dejarse mimar por otros. Era más de odiarse a si mismo y huir de la gente que intentara compadecerse de él o decirle que no era su culpa. Pero todo eso a la vez que se quejaba en voz alta de las cosas más absurdas.

El se quejaba del papeleo, de lo molesto que era el sombrero de Hokage, de lo mucho que echaba de menos no tener responsabilidades. No era tonto, era de quejarse de tonterías y hurgar en sus heridas en silencio. Aunque sólo en las que había tenido la culpa, no las que habían provocado otros. Esas se curaban solas, o no. Pero no podría hacer nada por ello.

Una pluma rodó por el escritorio y cayó al suelo despertándole de sus pensamientos. Se incorporó en su silla y miró al suelo donde la pluma seguía rodando bajo la mesa.

-Arrgg –se quejó ruidosamente mientras se agachaba bajo la mesa para recoger la pluma.

Su suerte en el día de hoy no había sido la mejor. Podría resumirse en un marcador cuyo resultado era aproximadamente: Kakashi 0 – Mundo 1.000.

Bueno, vale, mil quizás era exagerado. Pero desde luego hoy alguien de ahí arriba estaba riéndose de él. Y muy fuerte.

Sin embargo ya era de noche. Le quedaban menos de quince minutos para irse a casa. A menos de que por el camino tuviera un mal salto y se rompiera un tobillo, esperaba que el contador no siguiera subiendo en su contra. Claro que en realidad si había un día para tropezar con un gato negro y romperse un tobillo, ese día sin duda era hoy.

No había terminado ese pensamiento cuando el contador había variado:

Kakashi 0 – Mundo 1.001.

-¡Mierda! –gritó el Hokage levantándose de un salto, golpeándose la cabeza y lanzando la pluma al otro extremo de la habitación donde chocó contra la pared y de nuevo golpeó el suelo, para, esta vez sí, quedarse inmóvil.

Sí. El mundo había subido la apuesta. Quince minutos daban para seguir jodiendo su día.

Un haori blanco en cuya espalda podía leerse una preciosa inscripción y que llevaba un detalle de triángulos rojos en la parte baja a lo largo de toda la circunferencia había sido el lienzo perfecto para una pluma que había rodado por el suelo moviendo toda la tinta en su interior. Sí. Un haori blanco que ahora parecía garabateado por un niño de tres años. No era un tobillo roto, pero era un +1 en el marcador.

-¡GRACIAS! –gritó mirando al techo.

Pasó sus manos por el garabato sin pensar mucho en ello, ya que lo único que consiguió fue extender la tinta y mancharse las manos con ella.

Drabbles KakaSaku (bjo-ks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora