Del internado a vivir con 5 chicos.

25 Me debes una bien gorda.

Scott en multimedia.

- Buenas noches - les dije a Nick y a Tyler antes de acostarme en sus camas.

- Adiós princesa.

{...}

- ¿Sabes que te odio? - le pregunte obvia a Luke después de intentar ignorar todas las cosas que me decía.

- Lo siento. Ya te lo he dicho - respondió rodando los ojos.

- Te odio y eso no va a cambiar.

- Si es así... - dijo Luke cogiendo un cuchillo.

- ¡No lo hagas! - suplique.

- Tarde - dijo y se clavo el cuchillo.

- ¡Aaaa! - grité y me desperté llorando. Todo fue un sueño.

Todo fue una n maldito sueño...

- ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? ¿Te duele algo? - me preguntaban los chicos.

- ¿Luke está bien? - dije desesperada.

- Durmiendo, supongo. ¿Por qué?

- Soñé que se clavaba un cuchillo porque yo no le perdonaba. - abrace a Nick.

- Tranquila pequeña - me besó la frente. - El té quiere demasiado como para hacer eso.

- Si... Perdón por despertarles.

- Tranquila, no pasa nada - dijo Tyler. - ahora a dormir enana.

- Si...

Espere a que los chicos se quedaran durmiendo y sin hacer mucho ruido me fui a la habitación de Marco. Tenía que pedirle perdón. Tendría que hacerlo el pero ya que no lo hace...

- Marco - le susurre al oído.

- 5 minutos más mamá.

- Idiota soy Cat, despierta - hablé riendo.

- Ah - respondió restregando sus ojos.

- Perdón - le dije.

- Perdonada - contestó aún adormilado.

- ¿No me pides perdón? - le pregunte con la ceja alzada.

- ¿Por qué? - le fulmine con la mirada - ok, perdón.

- ¿Arreglado? - dije con una sonrisa.

- Arreglado - dijo y nos abrazamos.

- Adiós, que me pillan.

- Adiós, arréglalo con tu hermano - alargó señalándome con su dedo índice.

Salí y me quede pensando en lo que dijo Marco. ¿Debería arreglarlo con Luke también? ¿Y si me hace daño de nuevo? No debe hacerlo... Soy su hermana. Confió en el.

- Luke - dije nerviosa.

- ¿No estás con tu hermano? - preguntó sin mirarme.

- Quiero arreglarlo.

- ¿No que no querías?

- Pero ahora sí quiero. Te sigo queriendo.

- Pues eso podrías haberlo demostrado antes.

- Estaba asustada. Me llamaste zorra - susurre.

- Eso no lo pensé. Lo siento.

- Yo también lo siento.

- ¿Hermanos? - preguntó triste.

- Hermanos - dije y le abrace muy fuerte.

- ¿Por qué lloras? - no me había dado cuenta de que estaba llorando.