Der Nichttermin

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Entre los consejos de belleza por parte de Lynn y las bromas cargadas de doble sentido por parte de Luccas, han hecho que mi mañana sea una verdadera tortura, inclusive hasta mi padre ha pasado un par de veces a traernos comida y dar el visto bueno para que mis amigos asalten el refrigerador, cosa que nunca hizo antes.

—Es bellísimo —gimotea una emocionada Lynn al imitar la escena de Pantera Negra cuando Erik Killmonger mira el atardecer de Wakanda luego de que es mortalmente herido por T'Challa. Me levanto de la cama para verme en el espejo. Mi piel se ve como de porcelana, mi cabello está domado y con una hermosa vuelta en las puntas. Y esta camiseta verde oliva con esta chaqueta de cuero marrón me asienta muy bien.

—¡Me encanta! —Reacciono con mucha exageración—. ¿Qué le hiciste a mi piel para que parezca el trasero de un bebe?

—Usé un ingrediente secreto de familia —me contesta entre risas.

—Pesca, no creo que quisieras saber qué te puso en la piel la strega de Úrsula.

No bien termina de hablar, cuando una almohada sale disparada en dirección a la cara de Luccas, la cual logra atrapar con una mano. Arquea una ceja y justo cuando va a empezar a decir otro de sus comentarios, recibe otra almohada que da justo en el blanco.

Chequeo mi reloj y me muestra que, si no salgo de aquí, llegaré tarde, pero debo de ir al baño a orinar. Siempre que estoy nerviosa me entran unas ganas enormes de hacer pis. Al finalizar, salgo de mi habitación, dejo atrás a Rihanna y Chris Brown sumidos en sus peleas infantiles. Bajo las escaleras lo más rápido que puedo para evitar la mirada de "mi pequeña está creciendo" por parte de mi padre.

No hay ni una nube en el cielo y el sol brilla en todo su esplendor mientras me dirijo al Ahorsirup, un restaurante de lo más acogedor aquí en Vaduz. Estaciono a la Titi en el único lugar vacío; me arreglo un poco para asegurarme de no haberme ensuciado los dientes con el labial.

Casi cerca a la puerta del restaurante, veo un auto bastante lujoso, tal vez come aquí alguna persona famosa o del principiado. Entro para dejarme envolver por el ambiente tan acogedor que brinda este lugar. He venido en algunas ocasiones a este lugar con mis amigos, pero hoy lo siento bastante diferente.

Busco a Wrathly como si mis ojos tuvieran un rastreador muy al estilo El Exterminador. Lo encuentro sentado en una mesa del fondo, si no estuviera al corriente de que es ciego, diría que contempla las montañas que se vislumbran a lo lejos.

Lleva puesto una cazadora azul oscuro y el pelo medio recogido. Mis rodillas se ponen como si fueran gelatina al acercarme. Con las yemas de sus dedos, le da ligeros toques a la mesa y derrama un poco de café.

Me paro enfrente con mi corazón latiendo a mil por hora. Son tantos los nervios que siento, que me cuesta decirle: «Hola, ¿cómo estás?», como cualquier persona normal.

—Hola, Peach—me contesta Wrathly sin girar su cabeza.

¡Cielos! ¿Cómo lo supo? No sé por qué me suena el intro musical de X files.

— Hola, Wrathly.

No digo nada más. Me quedo como si fuera una estatua delante de él, qué patética soy.

—¿Te vas a sentar o no? —Inclina su cabeza y me muestra una gran sonrisa que se extiende por todo su rostro.

Suelto un poco de aire por la boca, trago en seco mientras me siento. Aún sigo sin decir nada, Tutankamón sería más elocuente que yo. Mis ojos inspeccionan la mesa, trato duro de pensar en algo. Mis manos empiezan a sudar. Wrathly no me ayuda a romper el hielo.

Oteo mi alrededor, le doy tiempo a mi senil cerebro para que muestre un poco de actividad neuronal. El ambiente de este lugar en muy acogedor, por eso lo elegí, me gusta sentir la naturaleza sencilla y cálida; la decoración no es nada del otro mundo.

Soldat Where stories live. Discover now