9- renuncio

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Una patada en mi cara me hizo abrir los ojos y pero al notar quién había provocado el golpe, sentí una gran molestia. Y claro, no pensaba quedarme así, y por eso se la devolví, pero mucho más fuerte, tanto así, que el pobre se cayó de la cama.

—¡Auu! —se quejó, pero luego siguió roncando, eso me hizo reír un poco.

Pensé que él de quedaría a dormir en el sofá, Pero es muy necio e insiste dormir conmigo ¿cuál es su problema?

Ya que todavía no amanecía, volví a dormirme sin preocuparme más por él. Total, se lo merecía.

—¡Oye! ¡Hey! —entreabro los ojos y viendo a un animal llamado "Thomas" ante mí, vuelvo a cerrarlos—. ¡Oye, despierta!

—¿Qué mierdas quieres de mí? —le grité fuertemente logrando que él se espante.

—Es que te traje el desayuno, malcriada —reprocho con un tono apenado. Ruedo los ojos viendo la bandeja de desayuno. Mi estómago cruje, pero cuando pensaba tomar una galletita pensé en la posibilidades de que él me intentase  envenenar.

—Hmm,  no quiero —me negué.

—¿Por qué?

—Porque me quieres envenenar, no existe en la faz de la tierra algún "Thomas" que traiga desayuno en la cama, a ninguna chica, inclusive a mí —me cruzo de brazos pretendiendo no dejarme engañar, capaz que me quiera matar.

—No me conoces, pero si no quieres, está bien. —toma la bandeja y al notar que no insistió, lo detuve por su hombro.

—¿Qué que tal si desayunas conmigo?, digo, si nos moriremos, que sea juntos. —él sonrió, pero yo solo buscaba una razón para saber porque tanta bondad.

—Está bien. —tomó la mitad del sándwich e hice lo mismo.

«Está delicioso.»

—Mmm, sabe riquísimo —Murmuro.

—Lo hice yo —dice orgulloso.

—¿No es la empleada que lo hace?

—Si, pero hoy lo hice yo. No sé, quise desahogarme un poco en la cocina. Mamá siempre me enseñaba a cocinar, como desearía verla. —baja la mirada y no sé como consolarlo, no sé nada de eso. Le doy dos palmadas en la espalda. «si, con eso basta.»

—Ella está en un lugar mejor. —fue lo único que se me ocurrió decir.

—Si, lo sé, un lugar mejor que estar con su familia y con un hijo que solo le daba problemas, pero no es nada. Regreso ahora. —lo veo muy triste, creo que esto le sigue afectando mucho.

Él entra al baño y cierra detrás.

No sabía como tratarlo ya que él 99% de nuestras comunicación, se basaba en peleas. Bueno, tomaré el uno por ciento restante para ser amable y compresiva.

Al rato Thomás salió del baño, me miró y sólo mostró una sonrisa de lado.

—Tienes la ducha libre, nos vamos en media hora. —no me esperaba eso, o quizá no recordaba que hoy debía volver.

—Está bien. —es algo extraño, él sigue el camino hacia la puerta y se marcha.

Sé lo triste que debió ser perder una madre. Quizás Thomas no pudo demostrarle cuanto la amaba y ahora se siente perdido, en cambio yo he llegado a sentirme igual o peor, aunque no lo demuestro. Hay veces en la que lloro por no haber tenido a mi madre conmigo. A veces le reclamo a Dios tantas cosas, pero luego analizo y se que nosotros somos culpables de nuestros destinos.

Hasta que la herencia nos separe Where stories live. Discover now