34- Viaje inolvidable

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El famoso día había llegado, ya íbamos directo al aeropuerto. Teníamos todo listo, la ansiedad de conocer aquel país me carcomía lentamente. Me emocionaba descubrir ciertos lugares que ya he revisado a través de google imagen. Es realmente hermoso. Dicen que en esta época navideña suelen decorar una parte del pueblo haciendo que el turista se lleve un hermoso recuerdo de allí. Thomas se encargó de alquilar una cabaña la cual queda en parte del bosque, muy sola y acompañada de arboles. El frío ni se diga, supongo que supera la frialdad de mi corazón al momento de entregarlo.

Y ya en el avión ambos nos relajamos sobre los asientos, él mirando a través de la ventana y yo a su lado. Dijo que quería que este vuelo fuese más cómodo, por eso tomó vuelo de primera clase.
Según me dijo que tardariamos dos horas de viaje para poder llegar a tan ansiado lugar.

—Ya verás que esta semana será divertida —me dijo sonriendo, llevando un vaso de jugo de manzana a su boca.

—Algo me dice que será inolvidable —murmuré sonrojada.

El viaje fue placentero, nos atendieron con suma atención. Me sentía tratada como una princesa, ya que las azafatas se acercaban a atencionarnos y mimarnos con exquisitos aperitivos. Yo aproveché para dormir un poco, pues me había levantado temprano y el cansancio del viaje se hacía notorio en mi cuerpo. Lo poco que pude dormir fue suficiente para cuando abrí los ojos darme de cuenta que ya estábamos aterrizando al aeropuerto internacional de Calgary en la provincia Alberta. según mi libro de guía me dice que desde salir de aquí tomaremos un taxi que nos llevará directo a la cabaña ubicada entre las montañas de tan hermoso lugar, y de paso podemos salir a conocer más del pueblo.

Bajamos del avión cuando justo ya tocamos suelo. Thomas me tomó de la mano y me hizo sentir halagada y protegida. Buscamos el equipaje e hicimos todo el proceso antes de salir, para cuando ya estuvimos listo pedimos un taxi.
Según paseabamos por la ciudad, mis ojos se abrieron lentamente observando los arboles decorado, la gran variedades de hermosas casas. La montaña se podía apreciar desde lejos, y ver a todas las personas caminando me contagiaba de felicidad.

—Esto es hermoso —le dije a Thomas.

—No has visto nada.

Sonreí mirando a través de la ventana la cual poco a poco se nublaba por el frío. Me abracé a mi misma sin borrar la sonrisa que llevo desde pisar este país.
Según nos adentramos más por una carretera repleta de arboles y pinos, me llamó la atención de algunas casas pequeñas separadas de otras. Según nos adentrábamos y a minutos luego, el taxi se detuvo ante una casa de madera y muy pequeña, se podía ver acogedora y cálida. Bajamos y me agaché para tocar las nieves. El día se tornaba nublado y solo me quedó abrigarme mientras seguí a Thomas hasta la cabaña, la cual al entrar me dejó sin habla por lo grande que se ve por dentro.

Todo allí es rústico, contemporáneo y con un diseño sencillo y a la vez hermoso. Una sala con un sofá cama de rojo vino, unos ventanales adornados con cortinas marrones. Una chismenea a una esquina esperando ser encendida con sus carbón ya preparado. Admiré la cocina, con un hermoso desayunador en caoba. Thomas me llevó por el pasillo la cuál tenía dos puertas, en una me mostró una habitación súper hermosa y acogedora. Cama matrimonial adornada con una frazada gruesa color marrón y sabanas cremas. Cortinas color miel y un pequeño sofá a un costado. Pude observar el baño con una bañera redonda y lavabo amplio que se adornaba con el espejo.

En fin, maravilloso. Esto era un sueño hecho realidad. La otra habitación sólo es un cuarto de juego, pero no del que pensamos, sino uno con equipo de hacer gimnasia, una mesa de pin pon y un montón de cosas para entretenerse y no aburrirse aquí en medio de la montaña.

Hasta que la herencia nos separe Where stories live. Discover now