11- ¡Se acabó!

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¿Qué se podía esperar de alguien como Thomas? No tiene metas, bueno si tiene una, y es tener poder, obtener esa herencia a como dé lugar.

Él no deja de tocar mi puerta luego de esa discusión, pero yo no quiero hablar con él.

La tarde se fue volando y mi amiga Ana no ha dejado de llamarme, esta vez le contesto.

—¡Enana! —exclamé.

—Fea, te he estado llamando, pero no se porque no contestabas.

—No he visto llamadas perdidas —miento, si vi sus llamadas, pero no estaba dispuesta en ese momento para hablar.

—Ajá, solo te llamaba para invitarte a salir, es que ya sabes..., saldré con el chico que estoy conociendo y pues el... llevará un amigo y no quiero estar sola —dice y frunzo el ceño.

—¿Cita doble?

—No, no es cita doble, Para nada, amiga. Es solo que quiero me acompañes, tu sabes que yo entiendo que debes estar al margen de los chicos, ya que pronto te casas y...

—¡Ya basta!, aún no me voy a casar, y créeme en algo, si consigo el dinero se lo devolveré y no me caso. ¿A que hora nos vemos?

Y asi fue como acepté salir con mi amiga. Además no es nada de otro mundo, solo es acompañarla, y como sea ya estoy decidiendo si busco el dinero y se lo devuelvo a ese idiota.

No me quiero casar con reverendo animal.

Al llegar la noche, me había puesto una blusa negra, un pantalón de mezclilla y unos botines negros. No suelo andar en tacones, pero quizás la ocasión lo ameritaba.

Okay, debo sacar de mi cabeza que no es una cita para mí, ¿y si el chico es lindo? ¿Y si es feo? ¿Y qué pasa si me gusta?
Bueno, no es para que él tenga que gustarme, ni nada. Así que me haré la idea de que solo voy a acompañarla.

De haber terminado escucho mi celular sonar y corro hacia él.

Es mi amiga.

—No me mates, ¿puedes bajar? Es que da pereza subir y bajar.

—¿Qué que onda contigo? Bueno..., está bien.

—¡Te amo, fea!

Tomo mi bolso y entro cincuenta dólares, mi teléfono y un labial.

Al salir me percato que hay un silencio enorme en el apartamento de Thomas, tengo curiosidad por ver si está ahí, pero es mejor irme antes de volver a verlo.

Al bajar camino hasta mi amiga quien me espera sola, frunzo el ceño enseguida, ya que pensaba que venía con ellos.

—¿Y tu prometido? —inquiero.

—¿Mi qué? —estalla una estruendosa carcajadas—. No es mi prometido, es un amigo —aclara y la miro con una ceja elevada.

—¿Donde están?

—Ellos nos esperan, nosotras debemos ir a donde ellos.

—Ah, hoy es el día opuesto —giro los ojos.

Tomamos un taxi, lo cual nos dejó frente a un club.

—¿Es broma?, pensé que era a cenar o el cine.

—Si, pero es que quería conocer este club y pues... no quería venir sola. Anda, vamos, ellos están ahí.

—No puedo contigo.

Salgo del taxi pidiendo paciencia, bueno, ya estamos aquí, asi que si me aburro, fácilmente me largo.

El club se nota que está lleno de personas. No lo había frecuentado antes, ni sabía de su existencia. Soy una completa ignorante en la vida.

Hasta que la herencia nos separe Where stories live. Discover now