18- casi fingiendo

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Mantengo mis manos en su pecho con deseo de apartarlo, pero sus besos me roban la estabilidad y fuerza, ahora pierdo poder en mis brazos y los retiro de su pecho. Sus labios me besan con deseo feroz y permito que lo haga.

Su lengua danza con la mía y de alguna manera mi cuerpo está experimentado  algo de placer y excitación.

Thomas se remueve y su mano acaricia mi cintura, mientras las mías su cuello, pero estoy lo suficientemente ebria para permitir que sea de esta forma. Lo detengo y lo miro a los ojos.

—Tengo... Sueño.

Me giro bastante cansada y él me abraza.

—Julia —me susurra con pesadez. Yo mantengo mis ojos cerrados.

—¿Si?

—Me gusta tu aroma —murmura con voz cansada. Mi cabeza da vuelta, no puedo moverme o hacer algo.

—Okay... Thomas.

Cierro los ojos muy agotada, no soportando el cansancio.

....

Despierto tras el dolor que siento en mi cabeza. Siento una mano rodeando mi cintura y me giro encontrándome con Thomas dormido.

¿Que pasó ayer?

Trato de apartarlo pero él me abraza pegando toda su erección en mi trasero. Me asqueo enseguida e intento de alejarlo.

—Suel-ta-me —finalmente digo, pero este se echa a reír diciendo incoherencias.

—Tu eres mi mujer, deberíamos hacer el mañanero —giro los ojos, esto no es posible.

—¡Déjame en paz!

Por fin me libero y salgo corriendo hasta el baño. Llego al lavabo e inundo mi rostro de agua. Tomo la pasta y el cepillo y empiezo la tipica danza del cepillado bucal.

No soporto el dolor de cabeza. Necesito agua, necesito refrescarme.

Me desnudo y entro a la bañera. El agua me rodea, me purifica.

En mi mente llegan reflejos de un cuerpo encima de mi, de unos besos y... ¡Mierda! Me he besado con Thomas.

Ni que fuese la primera vez.

No entiendes, ese beso no fue parte del trato, ni siquiera estábamos actuando. ¿Por qué nos besamos?

Quizás le gustas mucho.

No bromee estúpida conciencia. No estoy para tus juegos. No nos gustamos, nos odiamos.

Salgo de la ducha y me pongo la toalla.

Cuando justo salgo del baño lo veo roncando como un cerdo. Me acerco lentamente y tomo un pañuelo desde la mesita. Él abre su boca y justo le meto el pañuelo para que se calle.

—¡Hmm hmm!— abre sus ojos y yo me río, pero al momento de alejarme, me toma de la mano y con fuerza me lanza en la cama.

—¡No Thomas! estoy desnuda. No intentes nada.

Le advierto, pero eso no hizo que se detuviera. Se subió encima de mi y traté de sostener mi toalla.

—Pues en la próxima lo piensas dos veces. ¿Que ocultas detrás de esa toalla? Quiero ver.

Le doy con la pierna sobre su miembro y él empieza a sollozar. Como pude salí corriendo y tomo un zapato apuntando hacía él.

—¡No vuelvas a tocarme!— chillé.

—Aburrida.

Se levanta de la cama y me quedo boquiabierta, las palabras no me salen. A través de su bóxer se le ve 'eso' demasiado exagerado.

Hasta que la herencia nos separe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora