Alienígenas

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— No estoy seguro de si es una buena idea que tú y yo formemos un grupo —dijo HoSeok mirando a TaeHyung con inseguridad, pues el chico aparte de no haber escuchado las palabras de su mayor, éste estaba luchando contra la llama que debía salir de aquel mechero que les entregaron.

— ¡No entiendo por qué se apaga!

— Mantenlo pulsado —TaeHyung intentó una vez más después de que HoSeok le hiciera una pequeña demostración y, tras el tercer intento, logró mantener la llama.

— ¡Lo hice! ¡He creado fuego! —comenzó a gritar agitando su brazo libre y a reír exageradamente mientras no perdía detalle del mechero.

— Tae... tú no has cread-...

— Lo sé, lo sé. Sólo jugaba —dejó desaparecer la llama y le pasó el objeto a HoSeok para que lo guardara—. A veces pienso que me tomáis por idiota, pero no lo soy, ¿sabes?

— No te tomamos por idiota, sólo que... eres un poco raro e ingenuo y...

— Tú a veces también lo eres.

— No tanto como tú.

— Pero lo eres —HoSeok sonrió al castaño pasando su mano por la cabeza y revolviendo esos cabellos lisos que fácilmente se agitaban por la leve brisa que corría.

— A mí me gusta que seas así.

— A mí también —ambos rieron como si se entendiesen y continuaron caminando mientras charlaban para matar el tiempo.

Para TaeHyung estar con HoSeok era de lo más cómodo, siempre lo había considerado su segundo mejor amigo en el grupo, ya que respecto a personalidades eran los más parecidos y encajaban tan bien como piezas de puzzles al unirlas. Lo mejor que podía sacar TaeHyung de HoSeok en comparación a Jimin era la similitud de personalidad y gustos por las cosas. Tan pintorescos y alocados que a veces sólo entre ellos se entendían. Porque no es fácil entender a una persona cuando ésta te cuenta que pretende formar un ejercito de gatos para unirlos y que ellos mismos se defiendan de los malhechores que intentaran hacerles daño. Sólo HoSeok llegó a recorrerse todo el pueblo en busca de gatos callejeros con el castaño para llevar a cabo su cometido.

Que llegara a cumplirlo o no ya era otro tema.

Los dos chicos habían creado costumbres entre ellos, cómo por ejemplo ser los primeros en felicitarse en sus cumpleaños y, para ser exactos, sólo una vez uno de ellos perdió desde que comenzaron aquel juego anual.

Todos sabían a la perfección que el más olvidadizo de los chicos era TaeHyung, o como suele auto denominarse él mismo: despistado. Pero jamás olvidó un cumpleaños, pues para él esas fechas donde sus mejores amigos cumplían años eran sagradas y olvidarlas sería como el peor pecado. Como era de esperar, jamás olvidó ni uno de HoSeok e incluso nunca falló a la hora de ser el primero en felicitarlo, fácilmente podía recodar cómo se quedaba despierto, a pesar del sueño, y esperaba hasta que dieran las doce en punto de la noche para correr como liebre a felicitarlo.

De HoSeok no se podría decir que fue tan perfecto como TaeHyung, pues él sí que cometió un error, un error que decepción al castaño. El día anterior a su cumpleaños esperó a que fueran las doce; lo cual se convirtió en una especie de tradición para ellos, pero la felicitación que esperaba con sueño y emoción nunca llegó. Terminó por quedarse dormido y a la mañana siguiente seguía sin tener el tan esperado mensaje con la felicitación en su móvil.

Al final descubrió que aquella noche su amigo había estado con un chico que había conocido no hace mucho y olvidó por completo la fecha en la que se encontraba. TaeHyung nunca llegó a reprocharle nada, fue Jimin quién, al comentar el cumpleaños del castaño a HoSeok, provocó que se sintiera como un cubo de agua helada le cayera encima. Se sintió el peor amigo de la historia.

Escape [BTS/BL]Where stories live. Discover now